Entrada a Tensai Parte I

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Recomendación Musical: "Ascension" – Future World Music

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Una semana. Ese era el tiempo que su entrenador les había dado como castigo a ambas; sin más días libres, entrenamiento incrementado al triple, descansos máximos a diez minutos, utilizando los fines de semana y con trotes infernales alrededor de la pista de atletismo. Las dos hubieran preferido el castigo impuesto por su capitana: carreras alrededor del gimnasio, y quedarse hasta el final para limpiar y acomodar todo solas; pero para su mala suerte, el día en que se fueron a Tōō, fue cuando Shijima decidió hacerse más estricto con sus jugadoras. Sin otra opción, Yūgana y Katomi tenían que cumplir con las órdenes dichas por el hombre.

Era ya su tercer día para ser precisos y ninguna de las dos creía poder salir viva.

Ambas chicas se encontraban jadeando exhaustas bajo el intenso calor que emanaba el sol, corriendo por vigésima vez la pista de un kilómetro, vistiendo su uniforme de gimnasia (lo que hacía que el calor aumentara), mientras que su cabello, sujetado en una coleta alta, golpeaba ambos costados de su cara. Sus playeras se encontraban mojadas en la parte de la espalda gracias al sudor, el cual comenzaba a moverse hacia la parte de enfrente también. A ninguna de las dos les gustaba correr, haciendo que el trote fuese la parte más complicada del castigo.

Yūgana, quien se encontraba corriendo una "calle" antes que su amiga, soltó un pesado suspiro y se limpió con el brazo las gotas de sudor que se resbalaban por su frente. Al perder brevemente el paso, lo aumentó para estar a la par con la americana, tras alcanzarla la miró de reojo y bufó para sí misma― Te odio. ―declaró con un poco de dificultad.

La oji-naranja sintió como una vena le comenzaba a palpitar en la frente después de escuchar la voz de la rubia― ¿Tenemos que hablar de esto cada vez que corremos? ―cuestionó en un tono irritado, pues sabía a lo que se refería su Base. Katomi suspiró entre jadeos antes de pasarse un brazo por su frente―. Por quinta vez: lo siento ―le dijo burlonamente segundos antes de que soltara otro jadeo―. Oi, Ma-chan ―llamó a la más baja, haciendo que moviera ligeramente la cabeza, indicando que tenía su atención―, ¿t-tú crees que si nos detenemos un rato, él se dé cuenta?

Cierto era que la oji-azul ya había tenido esa pregunta en mente y no sabía el por qué, pero sentía que estaban siendo vigiladas― Lo hará ―le respondió sin tener la más mínima idea de que su entrenador se encontraba observándolas por una de las ventanas del segundo nivel, incrementando su visión con ayuda de un par de binoculares―, s-sabes lo estricto que es cuando t-tiene que reprender a alguien ―explicó antes de escuchar a la más alta soltar una risilla burlona―. ¿D-de qué te ríes? ―preguntó entre jadeos.

Katomi la miró de reojo sin borrar la sonrisa de sus labios― Recordaba que la primera vez que lo vimos, ese fue uno de nuestros primeros pensamientos ―Yūgana miró sorprendida el hecho de que su amiga pudo controlar su voz mientras continuaban corriendo―, no sólo el del entrenador, sino el de todas las Senpais.

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Por razones que ella no había investigado, le dieron la noticia de que todos los clubes deportivos femeniles iban a comenzar con sus actividades un mes antes de lo normal. Para su suerte, Katomi había regresado semanas antes para cuando los reclutamientos comenzaban. Todavía no comenzaba la primavera, por lo que le hacía saber que no sólo el frío permanecía aún en Tokio, sino que los chicos y chicas de tercero permanecían ahí todavía.

Aún no era necesidad de vestir el uniforme, ya que solamente era el inicio de los clubes deportivos. Al poner un pie en su nueva escuela, Katomi podía observar a muchos estudiantes caminando por el lugar, pero lo que a ella le interesaba eran los reclutamientos.

Miembro IlegítimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora