Extraña Invitación

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Recomendación Musical: "New Beginning" – Audiomachine

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En el momento en que ella se dirigió, junto a su equipo, a los vestidores, fue recibida con brazos abiertos de parte de Midorima. El peli-verde le felicitó y se volvió a disculpar (producto de la anterior reconciliación); la peli-naranja estuvo diez minutos tratando de calmarlo, recordándole que aquello estaba en el pasado. Tristemente no todos olvidaban tan fácil, pues Shijima y Shuyō se detuvieron frente a su chica en una pose sobreprotectora; mientras la capitana detenía a Katomi de detener a su entrenador, este último se encargó de gritarle todo tipo de insultos al as de Shūtoku.

Por primera vez, desde que conoció al equipo de su mejor amiga, el oji-verde no se hizo para atrás ni flaqueó ante las verdades que le arrojaba el azabache. Cuando el hombre se cansó, Midorima tomó la palabra y afirmó todo lo dicho por el oji-avellana, contentándole en el proceso.

Después de una rápida ducha, Katomi y el japonés se dirigieron a donde fue el partido entre Kaijō y Seirin, en donde Alexandra ya estaba esperando a su hermana. Antes de observar al zurdo caminando junto a la menor, la rubia preguntó el horario de las finales femeniles, a lo que la más alta respondió que a las cinco y media, la misma hora que la final varonil. La oji-esmeralda reveló que anunciaron que la final femenil sería a las dos treinta, pero justo en ese momento una voz llenó todo el lugar y corrigió esa información, teniendo los terceros lugares a las cuatro y las finales a las cinco y media.

Alexandra se giró hacia el japonés y le sonrió, intentando ocultar la alegría de saber que su hermana conocía a aquel prodigio. Antes de poder entablar una conversación, Katomi invitó a ambos a comer una pizza en su departamento, invitación que ambos negaron y modificaron con el hecho de que ellos la pagaban (lo cual iba terminar haciendo solamente el creyente de Oha-Asa).

El trío estuvo charlando sobre el reciente juego hasta las diez de la noche, cuando Midorima se disculpó pues debía retirarse, ya que su familia no sabía dónde estaba (aunque se iban a poner felices cuando supieran que estaba en casa de la peli-naranja). Las García entendieron y lo despidieron, le agradecieron por la pizza y acto seguido el Escolta desapareció por el corredor hacia las escaleras.

Justo cuando la rubia cerró de nuevo la puerta, giró su mirada hacia la menor y le mandó una expresión curiosa y seria, cosa que captó de inmediato la Ala-Pívot y dejó de sorber de su lata de refresco― I know, I know ―miró divertida a la mayor, quien se cruzó de brazos, se recargó sobre su lado izquierdo y empezó a mover ese mismo pie de manera impaciente―. Quieres averiguar cómo es que le conozco.

―Bueno, no sólo a él, sino al resto de japoneses multicolores ―la expresión sorpresiva en el rostro de la más joven hizo que un bufido saliera de la garganta de la oji-esmeralda―. No creas que no notaba como los veías, Kat; Taiga había mencionado algo de una pelea entre unos amigos tuyos, no tenía la menor idea de quienes eran y cuando llego... ¡sorpresa! Resultaron ser la tan aclamada "Generación de los Milagros" o lo que sea ―estaba dispuesta a irse, pero no pudo evitarlo y se giró hacia su hermana―. ¿Cómo los conociste?

Katomi ya tenía esperada esa pregunta, por lo que le sonrió a la más baja y palmeó el costado del sofá en donde estaba, indicándole que se sentara. La rubia obedeció y se sentó, haciendo que la oji-naranja dejara su lata de refresco sobre la mesa de centro― A cuatro de ellos los he conocido desde primer año de secundaria, al igual que el peli-gris que te atacó hace unas noches y a Shū-chan; a Kuroko, que tu bien ya conoces, lo conocí unos meses después; y al amarillo, Kise Ryōta, lo conocí en segundo. ―al mismo tiempo que Alexandra procesaba la información, Trauern se acercó y recargó su hocico sobre las piernas de la oji-naranja.

Miembro IlegítimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora