Klaus intentaba tejer mientras Alessandra jugaba con su celular. Se había rendido luego de darse cuenta de que había olvidado cómo hacerlo, pues su mente estaba concentraba en otra cosa: Tom. No quería mandarle mensaje, pues temía que se le saliera lo del fin del mundo, pero al mismo tiempo necesitaba hablarse.
Ben estaba sentado en el suelo, con la espalda recargada en la cama. De nuevo, Klaus lo había ignorado y no le había dicho a Alessandra que estaba ahí. ¿Que no era el momento? Si el mundo se terminaba no habría ningún otro momento.
—Arriba los dos —ordenó Cinco, entrando a la habitación—. Nos vamos.
—¿A dónde? —preguntó Klaus.
—A salvar el mundo.
—¿Solo eso? Okey.
—Según Pogo, papá se suicidó para reunirnos a nosotros, ¿no? Eso me hizo pensar: yo viajé al futuro para saber cuando pasó, pero él no viajaba en el tiempo. ¿Cómo supo ese viejo infeliz que faltaba una semana para el fin del mundo?
—Toda la vida dijo que salvariamos al mundo del apocalipsis —comentó Alessandra, guardando su celular.
—Creí que lo decía para asustarnos y controlarnos —aportó Klaus.
—¿Y si el viejo sabía lo que iba a suceder? —dudó Cinco.
—¿Cómo?
—Ni idea, pero el hecho es que su plan chiflado funcionó. Todos vinimos a casa. Ya que estamos aquí salvemos al mundo.
—Vamos pues —animó Alessandra, poniéndose en pie.
Los tres salieron de la habitación, y vieron como Diego entraba a la suya.
—¿Dónde estabas? —preguntó Cinco.
—En la carcel —Diego vió a Alessandra un momento para luego seguir su camino— ¿No deberías estar con Allison?
—Es algo gracioso en realidad...
—Mierda... ¿Dónde está Luther?
—No lo vemos desde el desayuno.
—Allison está en peligro.
Con esas simples palabras, Alessandra sintió que todo lo que fuera a pasar sería su culpa.
«—»
Encontraron a Luther en una cafetería-bar. Tomando cerveza.
—¿Curando la resaca con cerveza? —cuestionó Klaus.
—Lo intenté. No funciona —comentó Alessandra.
—Dejenme en paz.
—Denos un minuto —pidió Diego, tomando asiento junto a Luther.
—Bien —asintió Klaus—. Dejaremos que se depriman hasta matarse.
—Que sea rápido, ¿si? —casi se quejó Alessandra, mientras se alejaban.
Alessandra, Cinco y Klaus se sentaron a una mesa de distancia. El teléfono de Alessandra no tardó en avisar de un mensaje de Tom.
»Estás bien?
«Asuntos de familia. Luego te cuento
—¿Con quién escribes, hermanita? ¿Algún novio del que no nos hayas contado? —preguntó Klaus, algo juguetón. Casi ríe al ver la mirada seria que Ben le dedicó.
—Es un amigo. Y, no creo que sea el momento para esas bromas, Klaus.
—Si el mundo se acaba, ¿qué importa?
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La ocho de los Hargreeves
Fiksi PenggemarLa familia Hargreeves es complicada. Los ocho hermanos... Más bien, los siete que siguen vivos no se han visto en años, no hasta que la muerte de su padre los obliga a estar presentes en la misma habitación. Eso, más el fin del mundo anunciado por s...