—Un solo perro caminando solitario sobre una acera caliente del verano parece tener el poder de diez mil dioses. ¿Por qué es así? —suelto de pronto, sobresaltándola. Mis palabras son un reflejo de mi propia soledad, un intento de conectar en medio de la confusión. Ella levanta la mirada y sus electrizantes ojos verdes se encuentran otra vez con los míos, haciéndome fruncir el ceño.
—No pareces de ese tipo de persona que al amanecer, leería con tanta atención a alguien tan crudo y directo como Bukowski —exclamo, ignorando la sensación que va invadiendo mi corazón a cada segundo.
—¿Ah, no? ¿Y cómo estás tan seguro de eso? —pregunta sonriendo de manera arrogante y cerrando el libro de golpe. Esta vez inclino la cabeza hacia un lado. «¿Qué tiene esta chica?»
Apoyo la espalda en el respaldo mientras observo a la misteriosa desconocida que tengo delante. Tras guardar silencio unos segundos, suelto una leve carcajada.
—Bueno, en cualquier caso —hago una breve pausa antes de continuar—. Ese libro es una auténtica joya. Al igual que en el resto de sus libros, el autor consigue plasmar a la perfección el dolor y la crueldad de la existencia humana —cruzo los brazos sobre mi pecho y bajo la mirada—. Son pocos los que son realmente capaces de hacer algo así.
Parece desconcertada. Tal vez no esperaba ver tanta intensidad en mi declaración. Ese pensamiento me obliga a disimular la sonrisa de superioridad y narcisismo camuflado que amenaza por asomarse entre mis labios. Aclaro mi garganta y me pongo de pie.
—Aunque me encantaría quedarme y seguir con esta charla tan animada, resulta que tengo algunas cosas que hacer. Así que... —sonrío amablemente a la joven que no deja de mirarme con asombro—. Ya nos veremos supongo.
La chica parpadea un par de veces antes de pronunciar palabra.
—Ya nos.... veremos.
Río ante su repentina pérdida del habla y por supuesto, por haber sido yo quien ha provocado tal reacción en ella. Me doy la vuelta y me voy de allí, con el ego por las nubes y un sentimiento extraño. «Ahora que lo pienso, esa chica, tiene algo que me resulta familiar. Pero no sé qué es.»
Lunes, 5 de octubre 2020
—Han pasado tres semanas Kyle. Tres malditas semanas desde que empezaron las clases y aún no hemos salido ni hemos hecho ningún plan todos juntos. Tampoco saliste con nosotros muchas veces en las vacaciones de verano. ¿Te acuerdas? ¿No crees que ya es hora de que volvamos a reunirnos como antes? ¿No quieres volver a pasar un buen rato entre amigos? —miro a mi compañero por el rabillo del ojo, pero no logro distinguir si me mira con desaprobación o con tristeza. «Tal vez una mezcla de ambas.»
Ya es viernes y estamos sentados en los asientos del fondo del autobús. De camino a clase. Styles lleva los últimos minutos intentando convencerme, o mejor dicho manipularme, para que salga de casa. Al parecer una compañera de clase va a celebrar su cumpleaños y ha decidido dar una fiesta en su casa este fin de semana.
—Styles, ya sabes que no soy el tipo de persona a la que le gustan esa clase de... ambientes, en los que hay… gente —murmuro. Si accedo, este tío me va a meter en algún lío. Tal vez me haga perder algún órgano y la verdad, le tengo demasiado cariño a mis funciones vitales.
—Sé que no eres el tipo de persona que quiere pasárselo bien. Ja, ja, ja —se carcajea en mi cara mientras lo miro con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
El Nirvana De Kyle
Teen FictionDos corazones. Dos historias. ¿Tendrán futuro en este mundo? Él está roto y nadie sabe por qué. Ella también lo está pero lo oculta bien. Tal vez se queden como un recuerdo en la memoria del otro. O quizá estén destinados a destruir el fuego que los...