7. PASADOS

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«—¿Sabes por qué tu propio hermano pasa de ti, ah? —dice sacando una botella de agua fría de la nevera y se sienta en el sillón. «Si al menos se hubiera dado al alcohol, todo esto tendría algún sentido.»

Bajo la cabeza, apretando los puños, con frías lágrimas cayendo por mis mejillas, en una lucha interna entre el deseo de mostrar fortaleza y la necesidad de llorar. 

—¿Por qué no lo llamamos y se lo preguntas tú mismo, ah? —ríe y da un largo trago a la bebida que sostiene en su mano izquierda, mientras que con la otra mano coge el mando y enciende la televisión. «Cómo me molesta esa estúpida muletilla. Siempre terminando las preguntas con un “Ah”. Me revuelve el estómago.»

Levanto la cabeza con enfado, no estoy dispuesto a dejar que vea que lo que dice me duele.» La rabia burbujea en mi interior.

—¿Por qué? ¡No! ¡AIDEN! 

«—No va a venir por mucho que lo llames —una gran carcajada sale de su garganta. Aprieto los puños con más fuerza. Giro la cabeza en dirección a las escaleras. Sé que está ahí, ese cobarde está ahí sentado y ni siquiera es capaz de bajar.»

—Aiden… —el aire apenas llega a mis pulmones, unas frías manos en mis hombros me zarandean.

«Se ha dormido en el sillón, la botella de agua está goteando y un pequeño charco se empieza a formar en la alfombra. Aprovecho el momento y doy pasos cortos hacia la base de las escaleras, intentando no hacer ni un solo ruido para no despertarlo.  Subo los escalones de dos en dos, el crujido de la madera es un pequeño precio a pagar por escapar de esta tortura. Ignoro completamente la mirada de esta persona que observa cómo me hieren sin hacer nada para evitarlo.»

—¿Por qué? ¡Aiden! ¡¿Por qué?! —de repente, un montón de agua fría cae en mi cara, despertándome. La sorpresa me paraliza, la realidad se impone de nuevo, y el ciclo de dolor y confusión parece estar lejos de terminar.

Emma

No consigo despertar a Kyle y ya empieza a alterarme. Lo zarandeo una y otra vez, pero solo murmura cosas raras que no entiendo. Su voz es un susurro apagado**, un eco de un sueño que parece atraparlo en una pesadilla. Me levanto del sofá rápidamente, sintiendo cómo la ansiedad crece en mi pecho, como un nudo que se aprieta cada vez más. La tensión en el aire es palpable, y voy a la cocina, donde la luz tenue apenas ilumina los armarios. Abro varios, buscando un vaso, y cuando encuentro uno, voy al fregadero y lo lleno de agua fría. Vuelvo al salón y camino hasta Kyle, que ahora está temblando. «¿Qué estás soñando? ¿Algo sobre Aiden? No tiene pinta de ser muy agradable.»

Vierto el agua fría directamente en su cara. Kyle reacciona al instante.

—¡¿Pero qué…?! ¿Emma? ¿Pero esto…? —por fin se despierta y yo vuelvo a respirar.

Veo cómo pasa ambas manos por su rostro intentando enfocar la vista. Sus ojos parpadean con confusión, reflejando la lucha entre la realidad y su sueño. Me mira sin comprender lo que acabo de hacer. Se levanta y revuelve su pelo con una mano. «Sueles hacer bastante ese gesto.»

Bajo la mirada. Aún llevo puesta la ropa que Kyle me dejó anoche. Aún llevo puesta la ropa que Kyle me dejó anoche, una camiseta que me queda grande y que huele a él.  Creo que debería irme a casa y cambiarme para devolvérsela lo antes posible. No quiero causar más molestias.

—Eeh… Creo que debería irme ya —digo y al momento aparece por el umbral de una de las puertas del fondo. Su figura se recorta contra la luz que entra por las ventanas, iluminando la habitación con un brillo cálido. Corre las cortinas y la luz del sol inunda el espacio, revelando cada rincón que había permanecido en la sombra.

El Nirvana De KyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora