16. DESCONOCIDO

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Hasley

—Amor, tienes que darle un poco de espacio. Ha vivido muchas cosas en muy poco tiempo. Es normal que quiera algo de tiempo para sí mismo.

Me levanto. Camino hasta la barra, donde la chica que me ha servido el té me cobra con una amplia sonrisa en la cara. Le devuelvo la sonrisa y salgo de la cafetería con el teléfono en la oreja.

—Lo sé, pero es que… no está en su casa. No sé. Antes me ha escrito un mensaje pidiéndome unos días y diciendo que lo va a arreglar todo. ¿A qué se supone que se refiere con eso, Has?

—No lo sé, pero deberíamos darle esos días. Ya lo conoces. Si dice que va a hacer algo, es porque lo va a hacer. No te agobies. Estará bien.

—No lo sé, amor. Estoy preocupado.

—Lo sé. Yo también lo estoy, pero ahora tiene las herramientas suficientes para enfrentarse a lo que sea. Hazme caso y dale unos días. Cuando vuelva, lo hará estando más fuerte.

—Quizá tengas razón. Buff… a este paso me va a dar un infarto —seguro que lleva toda la llamada jugando con el anillo anti estrés que le regalé el año pasado por su cumpleaños.

—Aún tengo un par de horas antes de abrir el pub. ¿Estás cerca? Me debes un beso.

—¿Que yo te debo un beso? ¿Yo a tí? Tú me debes uno a mí por no avisarme de que ibas a faltar hoy a clase. Ya sabes lo que me cuesta concentrarme cuando no estás.

—Pero, pero- —suspira —no tengo argumentos coherentes para responder.

Sonrío negando con la cabeza y escucho su risa a través del teléfono.

—Venga, cuelga. Que se te va a acabar la batería. ¿Cuánto me has dicho antes que tenías? ¿Un 7%?

—¡Mierda! Te quiero, Has, nos vemos aho- —«y… se apagó.» 

Sam

—Te me dispersas, Em —envuelvo el brazo de mi amiga con el mío.

—¿Eh? Ah, perdona. Es que… estaba pensando en Kyle y… en mi padre.

—¿Tu padre? —hace años que no habla de él. Al menos conmigo.

—Todo lo que Kyle ha sufrido… todo… empezó con mi padre —«ahora sí que me he perdido.» 

—Entiendo que Kyle no quiera hablarme nunca más —su voz se quiebra y una lágrima cae por su mejilla—. Pero no sé cómo voy a vivir con esta culpa —se lleva una mano al corazón y soltándose de mi agarre, limpia las lágrimas que empiezan a formarse en sus ojos.

—¿Quieres contármelo? —espero que a Kyle no le importe que yo me entere de la movida. Seamos sinceros, lo que hace sentir mal a mi amiga, me hace sentir mal a mí. Puede que mi debilidad por el chisme también tenga algo que ver, pero eso no lo voy a decir en voz alta.

Abre la boca para hablar pero se ve interrumpida por una chica que saluda a mi amiga mientras se acerca.

—Emma, hola —cuando la chica de cabello rojizo llega a nuestra altura, nos sonríe—. Soy Hasley. Tú debes ser Samantha, ¿verdad? Emma me ha hablado mucho de tí.

El Nirvana De KyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora