No Puedo Soltarte [Omegaverse-2021]

29

El albino despierta, se estira en la cama soltando un enorme suspiro, nota que el azabache no está, se levanta para bajar y verlo acostado en el sillón con una caja en el suelo, se acerca para abrir la caja y ver sus cosas.

—Gracias —dice con un sonrisa.

—Que aburrido

Como el mismo pensó, el albino nota el aroma impostor, se aleja sintiendo como sus ojos empiezan a humedecerse, el azabache se levanta para mirarlo.

—Makoto Naegi.

—¿Q-Que?

—Me encontré con Makoto Naegi, quería que me fuera con él.

—¿P-Por qué no fuiste con él? —el azabache alza una ceja—. Él no es defectuoso.

—Que aburrido, él es muy predecible y aburrido. Su aroma no es de mi agrado —el albino tiene una pequeña sonrisa—. Ya lo dije, quiero marcarte y tener una manada.

—Y-Yo.. quiero estar con Kamukura —dice con un sonrojo, el azabache se acomoda para palmera su pierna derecha, el albino se sonroja más para acercarse y sentarse en los muslos del mayor.

—Voy a encontrar un lugar para marcarte, lejos de esta mierda de ciudad —el albino sonríe—. No importa lo que seas, quiero que me des cachorros.

El albino siente un enorme escalofrío y una presión en su garganta, el hecho de pensar eso le daba miedo, jamás en su vida había pensado es esas cosas debido a su soledad, el azabache lo abraza con fuerza para empezar a acariciar el estómago del albino, quien sentía como las lágrimas comenzaron a salir, estaba emocionado, jamás había imaginado esa situación, simplemente pensaba que sería ignorado por todos, hasta que decidiera acabar con su vida.

—No sientas pena —le limpia las lágrimas con su pulgar—. Eres el único que me interesa.

—Te quiero —dice el albino entre lágrimas para abrazar con fuerza al azabache, quien corresponde para sonreír sintiendo ese calor en su pecho, inhala el vainilla para empezar a lamer su cuello—. Mh.. Kamukura..

—Dulce.. —succiona el cuello del albino dejandole una marca.

—A-Alfa..

El azabache muerde con fuerza al albino causando que este suelte un jadeo, cierra los ojos disfrutando de las mordidas para empezar a mover las caderas encima del miembro del azabache, el cual en pocos segundos ya estaba erecto, el azabache mete sus manos por debajo de las prendas del contrario para acariciar el delgado cuerpo.

—Te lo preguntaré una vez —juntan ambas narices haciendo chocar ambas respiraciones—. ¿A quien le perteneces?

—A-A ti.. Alfa..