II - De nuevo

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—¡Shoyo, levanta! —grita un desesperado castaño viendo a un pelirrojo pegado a las sábanas y aferrándose al cojín como si su vida dependiera de aquel esfuerzo por no levantarse.

Sus ojos hacen más fuerza como si así se cerraran más mientras con su boca hace sonidos de un cachorro pequeño pidiendo más comida. No quiere levantarse, se siente tan mareado. Entonces es cuando tiene ganas de vomitar y se levanta de golpe al baño, perseguido por un castaño que ve como de rodillas al retrete vomita.

—Te dije que no bebieras tanto.

—Si has sido tú quien me ha dicho que beba —ha dejado al castaño sin palabras, tiene razón, pero tampoco le ha dicho que beba tanto. Prefiere olvidarse de eso para no crear un problema y cambia el tema.

—Bueno, voy a echar a lavar todas las sábanas, si necesitas ayuda, avísame —Nishinoya sale del baño mientras que Hinata vomita una vez más. Se aturde un poco hasta que consigue ponerse de pie.

Se pone frente al espejo, limpia su cara abriendo el grifo. El agua está fría como la nieve y en parte eso calma un poco su dolor. Con una toalla se seca su cara para después volverse a ver en el espejo.

Mueve algunos mechones de su pelo en un inútil intento de no parecer un león como siempre. Se rinde y se va del baño. Va a la cocina casi siendo arrastrado por su mente, tiene que desayunar.

Al sentarse en la mesa mira la hora. La una de la tarde. Hinata olvida como respirar por unos segundos, atragantándose por la tostada que le ha preparado su amigo, quien ahora está poniendo la lavadora. Nunca antes se ha levantado tan tarde.

Por suerte, hoy es sábado, ayer fue viernes y por suerte no tiene universidad. Después de recordar eso, vuelve a su estado normal, sabiendo como respirar. Termina de comer la tostada que le ha hecho Nishinoya y bebe su vaso de agua y zumo que Hinata mismo se ha preparado.

Se va a la sala y se deja caer, al lado, en una mesa hay dos móviles cargando, el suyo y el del castaño, desenchufa el cable de su teléfono y se tumba. Apoya su cabeza en el reposa brazos mientras mira en dirección al techo, donde se encuentra su teléfono en sus manos.

Abre sus chats y comienza a ver por encima los miles de mensajes de todos esos grupos que han hecho sus amigos. Pero le llama la atención de esos cien grupos, uno, el que usan para hablar sobre partidos que van a hacer.

Entra y se sorprende de que vayan a tener un partido este mismo domingo. Emocionado corre a por Nishinoya que está desayunando y lo agita con fuerza—Tenemos partido el domingo, por fin —de sus ojos salen pequeños brillos de alegría.

—¿En serio? —Nishinoya con algo en la boca le responde igual de emocionado—¿Voy a ver a Asahi de nuevo? —dice tragando el trozo de pan que tenía.

—¿Acaso solo te importa él que no te emociona ir a un partido después de dos semanas sin ir a uno? —Nishinoya bebe agua para evitar responder la pregunta, se siente avergonzado—Hombre tranquilo, es normal. Después de todo, ¿te gusta, no? —dice el pelirrojo sentándose frente al castaño.

—Ya, bueno... —se siente algo nervioso y con manos temblorosas cogen la otra tostada y le da un bocado—. Sé que es imposible, el tiene novia, es guapa y bueno, es hetero como todos los del equipo, soy el único —lo último entristece al pelirrojo quien al ser la mesa no muy grande, puede acariciarle el hombro.

—Bueno, nunca hay que perder la esperanza, a parte, le puede pasar lo mismo que a mí y cortar con ella, no tienes que darte por vencido. ¡No tires por la borda dos años de enamoramiento! —reclama el pelirrojo sonriéndole haciendo que este lo devuelva.

—Bueno, lo voy a intentar —Hinata se levanta y abraza a su amigo que sigue comiendo su tostada con unas mejillas algo ruborizadas por estar pensando en Asahi.

Without end [ Kagehina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora