XIII - Experiencias juntos

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Kageyama ha ganado mucho dinero vendiendo sus cuadros ese día, con lo cual; tiene planeado gastar eso para una sorpresa, una que nadie se puede esperar y muchos menos Hinata. Puede que sea la mejor cosa que vaya a hacer o la peor.

Pero ahí está, esperando el regreso de su mandarina. Ese pelirrojo se encuentra haciendo la compra que tanto a insistido en hacer él y no el azabache. Ahora le toca esperar esa hora hasta el regreso de su pareja, sentado en la silla y suplicando que hoy no se encuentre con nadie en el camino y venga ya.

Han pasado dos meses desde el partido de Hinata, la final, la que perdieron. Llevan cinco meses de noviazgo, pero parecen cinco años. Ambos están bien, casi ni discutes, y si lo hacen, son tonterías como la de ahora o la de elegir quien lava los platos.

La puerta se abre lentamente, por el marco se asoma un pelo pelirrojo que conoce de maravilla y tantas veces ha acariciado. Rápido se levanta y coge lo que hay en la mesa, acercándose a él.

—Hinata —se pone frente a él con ambas manos detrás, en su espalda, tapando lo que tiene ahí—, tengo una sorpresa.

—¿Qué es? —con dos bolsas en una mano y otra bolsa a modo saco en su hombro.

Kageyama sonríe, haciendo que Hinata pida que le diga que sorpresa es, impaciente rechista hasta que Kageyama se ve lo suficiente satisfecho al ver la cara de su novio y con lo cual darle la sorpresa.

—¿Te acuerdas que querías ir a Grecia, pero que era imposible? —Hinata al oír eso asiente confundido. ¿A qué viene eso ahora?—Mira —Kageyama saca lo que tiene en la espalda. Son dos papeles. Hinata sigue mirándolo confundido hasta que da la vuelta y se ve "Viaje a Grecia".

Las bolsas de sus manos resbalan y caen al suelo, incluida la del hombro, ¿es un sueño?—Pero, es muy caro comprar un boleto y quedarse ahí un tiempo, debe de haberte costado mucho...

—Lo he pagado para ti, dentro de poco es tu cumpleaños, ¿no? —Hinata sin importarle las bolsas con el contenido esparcido en el suelo salta y abraza a su azabache.

—Muchas gracias—besa la mejilla de este repetidas veces, mostrando su agradecimiento, su realmente impresión y alegría por esa sorpresa—. No tenías que hacerlo —deja de darle besos en la mejilla, y con sus piernas entrelazadas en su torso, besa con la mano en los mofletes esos labios que le pertenecen.

—Sí tenía que hacerlo, eres lo más importante para mí.

—Eres un tonto —vuelve a besar sus labios, esta vez mucho más tiempo y bajando sus manos al cuello de la camiseta, atrayéndolo más hacia él. Ambos cierran sus ojos disfrutando de la placentera emoción del amor que fluye entre sus bocas.

Hinata con una pierna medio fuera de la cama abre los ojos, es por la mañana, ¿por la noche? ¿Qué hora es? Extiende la mano para alcanzar su móvil pero al tener un desequilibrio cae de la cama alcanzando el aparato

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Hinata con una pierna medio fuera de la cama abre los ojos, es por la mañana, ¿por la noche? ¿Qué hora es? Extiende la mano para alcanzar su móvil pero al tener un desequilibrio cae de la cama alcanzando el aparato. Intenta sentarse en el suelo. Mira la hora. Solo son las cinco de la mañana.

Se levanta del suelo y vuelve a meterse entre las sábanas medio adormilado. Se acerca a Kageyama, sintiendo ese calor que necesita en esa mediana mañana fría.

Este se da una vuelta estando frente a frente, ambos despiertos.

—Mira que despertarse con las horas que son —Hinata suelta un pequeño bufido, ¿qué culpa tiene de no haber dormido bien por cierto azabache?

—No hables alto, que si no he dormido ha sido por ti —Kageyama ríe, tiene razón. Pone su mano en la mejilla de este y la pasa a la frente, acariciándolo mientras aparta el pelo, contemplando su rostro algo sudoroso—. Y la compra estuvo en el suelo todo el tiempo y aun sigue ahí. ¿Sabes quién lo va a limpiar?

—Yo, lo sé —besa la frente de este para rodear con sus brazos la cintura desnuda de este—Duerme un rato más.

—Nishinoya, estaremos un mes en Grecia, te voy a echar de menos —Hinata abraza a su amigo con cuidado, correspondido

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—Nishinoya, estaremos un mes en Grecia, te voy a echar de menos —Hinata abraza a su amigo con cuidado, correspondido. Se separa después de diez segundos y lo ve a los ojos.

—Disfruta de tu viaje —Nishinoya le da dos palmadas en el hombro para acto seguido sonreírle con su típica sonrisa.

—Nos veremos en un mes —Hinata agita su mano mientras coge su maleta y comienza a desaparecer entre la multitud del aeropuerto, junto a Kageyama.

Kageyama entrelaza su mano con la de este y así comienza su viaje en Grecia. ¿Qué pasará? Solo el destino lo sabrá; lo que sí se sabe, es que ambos se aman mucho.

En el avión, al principio; Hinata se emocionaba ya que era su primera vez en un avión, al igual que Kageyama; pero después se ha quedado dormido recostando su mejilla sonrosada en el hombro de Kageyama, donde la fina tela de la camisa actúa de una pequeña almohada.

Salen de Japón dirección Grecia, donde Hinata siempre ha soñado ir. Y aunque no esté despierto para ver las hermosas nubes deshacerse al chocar en el avión, ha sido una de sus mejor experiencias. ¿Por qué? Porque está junto a Kageyama.

Estos dos no tienen fin. Su amor es tan inmenso que en todo ese mes en Grecia ha sido tanto hermoso como especial, tanto espectacular como divertido. Simplemente la mejor experiencia junto a la persona que más ama en el mundo entero. Es algo increíble poder hacer estas cosas. Aunque no se pueda hacer esto diariamente, a ellos les basta con poder estar juntos, si no, no serían nada... solo un lienzo en blanco que nunca se va a utilizar aunque los años pasen, nunca obtendrá color por muchas veces que el artista roce su mano para coger otro lienzo de al lado.

 solo un lienzo en blanco que nunca se va a utilizar aunque los años pasen, nunca obtendrá color por muchas veces que el artista roce su mano para coger otro lienzo de al lado

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—Mi cama —Hinata se tumba en la cama de Kageyama, tirándose boca arriba, mirando el techo con los ojos cerrados, suspirando de alivio. Está cansado después de un mes fuera de lo que ya puede llamar hogar.

—Dirás nuestra cama —Hinata rectifica al oír a Kageyama.

—Nuestra cama —vuelve a poner el mismo tono para ver si así satisface a su pareja.

—¿Te ha gustado? —refiriéndose al viaje.

—Sí, eres el mejor... —Kageyama se pone encima del pelirrojo impidiéndole seguir, y no porque este encima, si no, porque este le comienza a hacer cosquillas provocándole risas.

Hermoso momento lleno de sonrisas, risas, alegría y guerra de cosquillas. Hermosa pareja. Hermoso momento que nunca se sabe cuánto más va a durar...

Without end [ Kagehina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora