IV - La noticia más inesperada

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Quién diría que sería tan agobiante querer preguntar algo a alguien y solo tener un nudo en la garganta que te impida hablar. ¿Por qué no puede preguntar? Solo es una pregunta. pero se abstiene.

Solo respira un par de veces para seguir caminando con su amigo en brazos, con esa cara de dormido mientras ya no son solo ellos, si no que el barman también. Es incómodo el silencio, sobre todo para Nishinoya, no sabe cómo romper ese incomodo momento, quiere preguntarle sobre algo que se nota a distancia, pero se abstiene.

Se abstiene

Mientras tanto, en todo esos cinco minutos, un Hinata estaba soñando en cosas bastante raras, ¿un partido de vóley contra comida? Pero no todo es tan bonito, ya que su sueño se vuelve más realista, convirtiendo esa comida en personas, esas mismas que en un pasado le hacían algo. Por eso, de un susto, Hinata abre sus ojos aun mareado, viendo una puerta que reconoce muy bien.

Kageyama al ver su cara de susto con una de borracho se preocupa interiormente a pesar de no mostrarlo—¿Estás bien? —dice el azabache quitando la mano del pelirrojo de su cuello, para dejar que ambos amigos se marchen.

—Claro que sí —dice tartamudeando en la mayor parte de las palabras y tropezándose con las vocales—, estoy bien —pone su mano en la mejilla del azabache mientras sonríe, ignorando la presenta de Nishinoya—. Nos vemos mañana —aun algo descolocado por tantas copas y bebidas es arrastrado por el castaño—¡Adiós! —entre cerrando los ojos se marchan por la puerta.

Ha dejado a Kageyama algo confuso y con su mano tocando la misma parte que las manos de Hinata han tocado. Se queda un minuto exacto quieto hasta que agita su cabeza y nota como comienza a llover.

Las gotas resbalan por su pelo haciendo un recorrido por todo su cuerpo, empapándose por completo mientras va a su apartamento. Como todos los días al volver de su trabajo, se iría a preparar la comida para mañana, pero hoy ha llegado pronto y quizás este despierta.

Sí, efectivamente está despierta. Abre la puerta con sus llaves, dejándolo a continuación en el cuenco de la entrada, encima de un mueble moderno, de color azul muy oscuro y blanco grisáceo.

Nada más cerrar la puerta, se oyen como corre un paso apresurado a la entrada. La chica al aparecer por el pequeño pasillo de la entrada, corre y salta a abrazarlo, dándole un beso tierno en la mejilla. Como siempre.

—Ya te he dicho que no hagas eso—protesta Kageyama—, no me gusta que me abracen.

—Perdón que tu hermana solo quiera abracarte —después de darse cuenta la hora que es, lo mira con una cara de confusión total. A quien no, su hermano ha vuelto más pronto de lo normal, mucho más pronto, como dos horas o tres—, ¿Por qué no estás trabajando?

—Cosas de la vida —dice evitando el problema mientras quita sus zapatillas con sus manos y las aparta para ponerse unas zapatillas de estar por casa que una vez le regaló su hermana cuando tenía doce años. Ahora tiene quince.

—¿Me haces la cena? —suplica la azabache a su hermano, cogiendo con sus manos los brazos de su hermano que sin querer la arrastra hacia la sala.

—Bien —después de que le soltara el brazo, atraviesa el pequeño salón para ir al a la pequeña cocina. Hoy tiene que hacer la cena y la comida de ambos para mañana.

No sabe cocinar muchas cosas, pero lo poco que sabe, lo hace bien. Mientras espera a que pasen diez / once minutos, su móvil suena en el mármol de la cocina, al lado de un plato con restos de pan en polvo y huevo. Se dirige a coger su teléfono que se encuentra bocabajo.

Le da la vuelta mientras lo atrae un poco a su cabeza, para verlo bien.

Es su madre.

Hola cariño, ¿sabes cuándo puedes venir a casa?

Without end [ Kagehina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora