Luna nueva

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Capítulo 1

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Capítulo 1

El aturdimiento casi corría por mis venas, mi mente sigue reflejando sus ojos y su condenado cuerpo.

Lo había escuchado sí. Pero de oír palabras a ver hechos hay un infinito contraste, frente a mí es la encarnacion de la tentación. Las sirenas a lo largo de la historia han protagonizado miles de historias con finales devastadores, las pintan como seres llenos de colmillos y feos con olor a pescado.

Pero no.

Las sirenas en realidad son seres deseables y exóticos.

Pienso en el tono rojizo de su cabello y noto que no conozco a nadie en estas tierras que lo tenga así. Por lo general todos somos de cabellos negros y castaños.

—Encárgate de ella —le pido a la ama de llaves que llega hacia la cueva por orden mía.

Pero levanto la mirada a mi madre que se aproxima hasta nosotros. Tras ella van sus doncellas pulcramente vestidas.

—¿Dónde está hijo? —inquiere y me tenso.

—Dentro.

Ella sigue de largo introduciéndose al estanque. Sigo a la mujer que me dio a luz porque no sé qué esperar con la sirena.

Había tenido que salir de su presencia debido a que había dejado de acumular saliva y necesitaba respirar.

El ser mítico que ahora tiene cuerpo de mujer nos enfoca levantando la mirada. Sus ojos van directamente a los míos y las sensaciones siguen.

¿Por qué me siento así?

Noto la rígida espalda de mi madre al observarla.

La pelirroja la nota a ella y ambas se quedan observando.

—¿Cómo te llamas linda? —le pregunta tiernamente.

Madre siempre sabe que decir y cómo actuar, es un talento innato que tiene para ello.

La chica desnuda le sonríe y ver como sus labios se amplían me hace desviar la mirada. Sus manos no dejan de alisar sus cabellos.

—¿Cómo mi amo quiere llamarme? —inquiere y esa palabra solo me hace sentir más incómodo.

—Empecemos por la palabra que acabas de decir, a él debes referirte por mí lord.

La chica asiente entendiendo.

—Mi lord —salen las palabras de sus labios y no sé porque siento que las está saboreando mientras me mira.

Definitivamente tienes que buscar terapia Thaddeus.

—¿No tienes nombre propio? —cuestiona mi madre.

—Tengo, pero no es un nombre que debería salir de vuestros labios humanos —contesta con la voz llana.

La melodía de las olasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora