Capítulo 18

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Terminaron tendidas en el suelo de madera, boca arriba, exhaustas. Lauren se sentía saciada y relajada. Esperaba que Camila sintiera lo mismo. En cuanto consiguiera que le funcionaran los músculos del cuerpo, se aseguraría de ello.

Después de unos cinco minutos o, quizá, un año, notó que Camila se movía y se ponía un brazo sobre los ojos. Dio un pequeño suspiro. Lauren consiguió moverse y se puso de costado junto a ella. Le besó el hombro y sonrió, porque Camila todavía llevaba la peluca.

–Eh, pelirroja.

Ella la miró fijamente y se quedó inmóvil.

–¡No me digas que todavía tengo la peluca!

–Bueno, pues no te lo digo.

Ella se tocó la cabeza.

–Demonios...

Gimió, y Lauren se echó a reír. Se rio mientras estaba tirada en el suelo con una mujer. Al pensarlo, cabeceó y volvió a reírse.

–No me lo esperaba, Camila.

–Ummm –murmuró ella.

Lauren esperaba que su respuesta significara que sentía lo mismo. Se apoyó en un brazo y con la otra mano la atrajo hacia sí.

–Ummm significa muy bien, ¿verdad?

A ella se le escapó una risotada.

–¿Es que esperas cumplidos?

Lauren le acarició la mandíbula con un dedo, sonriendo.

–Bueno, es que es muy difícil saber lo que piensas.

Camila la observó.

–Lo único que tienes que hacer es mirarte al espejo y ver las diez marcas de uñas que tienes en la espalda.

Ella se echó a reír y le pasó el dedo por la frente fruncida.

–Pero hay algo que te está molestando.

–Eh... –murmuró Camila. Después de un instante, sonrió–. Tengo que admitir que... me siento un poco como si me hubiera convertido en mi madre, después de haber rebotado contra la pared para quitarme un sofocón. ¿Qué demonios ha sido esto?

–La adrenalina –dijo Lauren–. En algunas ocasiones, después de una misión, tienes mucha adrenalina acumulada, y hace falta soltarla. Vale con una buena pelea, pero el sexo es mucho mejor.

Ella se quedó mirándola con asombro.

–Es completamente normal –dijo Lauren para reconfortarla–. Es algo que ocurre a menudo.

–Ah. Ocurre a menudo –dijo ella.

Al percibir su tono de voz, tan cuidadoso de repente, Lauren se dio cuenta de que había metido la pata, porque ella había malinterpretado su frase.

–No. A mí, no –dijo Camila, y se incorporó.

–Camila.

–No, ya lo he entendido. Por favor, no me lo expliques otra vez –dijo. Se puso en pie y comenzó a recopilar su ropa y a vestirse.

–Camila, espera.

Ella también se levantó, y trató de agarrarla, pero Camila le apartó las manos.

–Ya lo he entendido –repitió.

A Lauren le sonó el teléfono indicándole que había recibido un nuevo mensaje. Al mirar la pantalla, hizo un gesto de pesar.

–Lo siento, pero es mi padre. Tengo que leerlo.

Camila asintió, y ella abrió el mensaje:

Me han seguido.

KISS- CAMREN G!PWhere stories live. Discover now