Una semana más tarde
Camila salió del coche de Uber delante de su casa. No le resultó fácil con la bolsa y las muletas, porque se suponía que todavía no debía poner peso sobre la pierna, pero se las arregló, porque necesitaba estar a solas.
O, más bien, lejos de su madre.
Sorprendentemente, se lo habían pasado muy bien en la casa de la playa. Su madre había estado dulce, atenta y servicial, y todo aquello era nuevo. Incluso le había hecho la comida. Y habían tenido que llamar a los bomberos solo una vez, y porque su madre quería saber si en Aptos había bomberos guapos, así que había quemado unas galletas para activar la alarma de incendios con el humo.
Sin embargo, era hora de que ella recuperar a su vida. Sus amigas la echaban de menos. Jim, también. El trabajo, también. Y Winnie.
Quería recuperar la normalidad. O, al menos, la normalidad que pudiera haber en su vida. Estaba muy afectada por lo que había ocurrido.
El barco todavía estaba precintado por la policía, debido a la investigación, así que no sabía si había podido recuperarse algo. Pero, que ella supiera, nadie había encontrado el pingüino, y eso la había hundido. De todos modos, ya sabía que no necesitaba la figurita para recordar siempre a su abuelo.
David, que no había resultado herido más allá de una intoxicación por inhalación de humo, estaba colaborando, y ella se lo agradecía.
Sin embargo, había algo más que la tenía dolorida, y era que se le había roto el corazón. Había intentado no pensar en ello durante toda la semana que había pasado con su madre, pero el hecho de llegar a su casa fue como arrancar una tirita de golpe.
Recordó a Lauren en cuanto entró por la puerta. Lauren, y todas las veces que había estado en aquel porche, cuidando de que a ella no le pasara nada. Lauren, que la había empujado suavemente al interior y la había besado no tan suavemente, y la había llevado al cielo. Lauren, riéndose por algo que ella había dicho. Dios, cuánto le gustaba su risa. Lauren, dentro de su cuerpo, mirándola a los ojos y revelando emociones que nunca podía describir con palabras.
Con un suspiro tembloroso, atravesó el salón. Oyó algo a su espalda y se volvió. Entonces, vio a Lauren en el umbral, como si la hubiera conjurado pensando en ella.
Llevaba su acostumbrada ropa de trabajo, y fue para ella lo mejor que había visto en toda la semana. Sin embargo, no quería que Lauren lo supiera, así que endureció su alma y su corazón.
–¿Eso es una bolsa de magdalenas de Tina? –le preguntó, al fijarse en que llevaba una bolsa en la mano.
–Tu madre me ha dicho que no has comido mucho.
–¿Has hablado con mi madre?
Ella se encogió de hombros.
–No contestabas a mis mensajes ni a mis llamadas.
Ella suspiró.
–¿Qué estás haciendo aquí, Lauren?
–Necesitaba verte y cerciorarme de que estás bien.
Ella extendió los brazos.
–Ya lo ves.
Ella sonrió.
–Me alegro mucho de verte. Te he echado de menos, Camila.
–Lo sé.
Lauren se quedó sorprendida, y ella sonrió.
–Supongo que no sabes que no eres tan difícil de descifrar, cuando dejas que alguien se acerque a ti. Aunque, cuando me miras, siempre tienes una expresión de desconcierto o de diversión, y es difícil saber qué pensar al respecto. Las chicas me han dicho que es una mirada de amor.
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KISS- CAMREN G!P
FanfictionLa cautivadora Lauren Jauregui no la llamó después de su apasionado beso, y Camila decidió olvidarla... hasta que tuvo que pedirle ayuda para resolver un asunto peculiar. Alguien había robado un objeto muy importante para ella, y solo había una pers...