Capítulo 24

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Taylor miró a Camila.

–Parece que acabas de tragarte una abeja, o de tener una revelación.

Camila se echó a reír, pero, sí, era cierto. Había tenido una revelación.

Se estaba enamorando de Lauren.

No era muy listo por su parte, pero, antes de que tuviera tiempo para caer en el pánico, se oyeron algunos vítores y gruñidos al otro lado del pub.

Lauren había ganado al billar.

–Sí –dijo Taylor, riéndose con ironía, al ver a su hermana recoger el dinero de su victoria–. Claramente, la chica callejera que hay en ella sale de vez en cuando a la superficie. No puede cambiarlo todo.

–¿Es que ya ha cambiado algunas cosas?

Taylor se encogió de hombros.

–Cuando era más joven, era más indómita.

–Pues no veo en qué ha cambiado –respondió Camila.

Taylor se echó a reír.

–Pues se ha dulcificado muchísimo. Paradójicamente, fue en el ejército. Y lo mismo sucede con Investigaciones Hunt: ahora está más centrada. Y es más cariñosa.

–Ustedes estáis muy unidos. A ti te quiere mucho.

–Sí –dijo Taylor–. Pero hay una parte importante de culpabilidad.

–¿Sí? ¿Por qué?

Taylor titubeó y apartó su cerveza.

–Bueno, claramente, creo que he llegado a mi límite de alcohol.

–¿Culpabilidad?

–Es una historia muy larga, y antigua, de antes de que las dos cambiáramos a mejor –dijo ella. Movió su pierna mala e hizo un pequeño gesto de dolor.

–Lo siento –le dijo Camila–. Está claro que es una historia dolorosa, y no es asunto mío.

–Lo que pasa es que ella se culpa a sí misma –dijo Taylor.

–¿De qué?

Taylor se quedó callada un momento y, después, suspiró.

–Veo cómo te mira, ¿sabes? Y tú eres mi amiga, pero... No le hagas daño, ¿de acuerdo? Solo yo puedo hacer eso.

–No voy a hacerle daño –dijo Camila–. Para ser sincera, no creo que pudiera. Y, de cualquier modo, las cosas no son así entre nosotras.

–Vamos.

–No, no lo son –dijo Camila.

–Todos la vimos sacarte de aquí el otro día –dijo Taylor–, después de que tú intentaras decirle que no eran nada la una para la otra. Y yo sé que están durmiendo juntas.

–Bueno, no es eso exactamente –dijo Camila, mordiéndose el labio–. Salvo una o dos veces, claro. Y no cuentan, porque llegó muy tarde a mi casa. Y no tiene ropa allí. En mi casa solo hay un cepillo de dientes suyo y una camiseta, y la camiseta, porque se la robé, y...

–Un momento, un momento –le dijo Taylor con asombro–, ¿me estás diciendo que mi hermana ha dormido en tu casa?

–Sí.

–¿Y que ha dejado un cepillo de dientes allí?

–Sí, bueno, es que es de buena educación lavarse los dientes por la mañana, ¿no?

Taylor se quedó mirándola con la boca abierta.

–Vamos a ver si te entiendo. Me estás diciendo que Lauren pasó la noche entera contigo. Que te despertaste y todavía estaba allí.

KISS- CAMREN G!PWhere stories live. Discover now