las primeras semanas sin el pelinegro son duras para él. a pesar de tener el familiar calor de sus amigos y de comunicarse con el otro a través de mensajes y llamadas, aquel vacío en su pecho no desaparece.
son muchas las noches donde simplemente no puede conciliar el sueño. da vueltas incómodamente sobre su cama fría, abrazando la almohada con fuerza.
mantenerse comunicado con blas sin dudas ayuda a no sentir tanto su ausencia, de alguna manera. aunque no pueden comunicarse diariamente por sus vidas ocupadas y la diferencia de horario, cada vez que lo hacen se mantienen horas y horas hablando con el otro.
pero a veces, los mensajes y las llamadas simplemente no son suficientes. extraña terriblemente al pelinegro y anhela el poder verlo y tocarlo.
afortunadamente, los días y semanas rápidamente se convierten en meses.
además, sus amigos están en todo momento junto a él. aunque no son plenamente conscientes de su relación amorosa, saben lo cercanos que ellos son entre sí y que su relación amistosa es muy estrecha; por lo que todos lo contienen para que no se sienta solo ahora que su mejor amigo no está junto a ellos.
felipe y francisco lo ayudan mucho a sentir menos el peso de la ausencia de blas. los tres se vuelven inseparables, saliendo a recorrer la ciudad y pasando el tiempo juntos en sus habitaciones de hotel.
y así, el tiempo separados finalmente termina.
[...]
la emoción recorre cada parte de su cuerpo cuando finalmente el avión aterriza en el aeropuerto de buenos aires. puede sentir el latir de su corazón en sus oídos, golpeando con fuerza contra su caja torácica.
le agradece a felipe cuando se ofrece amablemente a ayudarlo con su equipaje, y junto a los demás, comienzan a caminar hacia la salida del aeropuerto. sus pasos siendo rápidos al saber que detrás de aquellas puertas corredizas, serán recibidos por sus familiares y amigos.
sabían que muchas personas estarían esperando por ellos al llegar a su amado país, pero eso no impide que se sorprendan genuinamente al traspasar las puertas del aeropuerto.
lo primero que ve entre la multitud... es la cara sonriente del pelinegro. está de pie junto a sus otros amigos, saludándolos de manera eufórica con un movimiento rápido de su mano derecha.
nota sus rulos oscuros más cortos, pero todo lo demás en él sigue en su lugar. está igual de hermoso que la última vez que lo vio en persona.
sonríe y sus pies se mueven solos. de un momento a otro, está dejando su equipaje a un lado para poder correr felizmente hacia blas.
lo demás pasa en cámara lenta para él.
cuando está frente al otro, sus piernas y brazos rodean el cuerpo ajeno fuertemente. siente las lágrimas saladas mojando su cara cuando los brazos largos y fuertes del pelinegro lo rodean también.
—te extrañe mucho.—dice él con la voz quebrada. su garganta fuertemente apretada duele y le dificulta el poder hablar claro.
—yo también te extrañe mucho.—responde blas lentamente. su cara enterrada entre sus cabellos castaños.—estoy feliz de que estés acá.
siente un cosquilleo en su estómago bajo cuando el otro inhala profundamente el olor a coco de sus rulos.
luego de algunos largos minutos donde ambos se abrazan y se dicen mutuamente cuánto se extrañaron, él decide alejarse un poco del otro.
lo ve sonreírle una vez más cuando lo baja al suelo, mirándolo con sus ojos oscuros brillosos.
y entonces él no puede contenerse más.
sin pensarlo se abalanza nuevamente sobre el pelinegro, besándolo en los labios. tarda unos segundos, pero finalmente es correspondido.
lo demás a su alrededor desaparece brevemente mientras se besan, con sus brazos rodeando el cuello del más alto. sonríe en medio del beso lento al sentir las manos ajenas sobre su cintura.
cuando se separan, ambos se ríen levemente y dan por terminado el momento íntimo.
pero su rostro se calienta al igual que sus orejas cuando nota que todos sus amigos los miran con clara sorpresa. el único que les sonríe tiernamente es felipe, viéndose para nada sorprendido por la demostración de afecto y la clara verdad revelada frente a ellos.
su familia tampoco se ve del todo sorprendida. su madre y su padre lo miran con sonrisas pequeñas en sus labios... y su hermana menor realmente parece feliz.
—¿qué fue eso?—se adelanta a preguntar esteban.
y está a punto de responder, cuando siente un brazo pesado sobre sus hombros.
—juani y yo somos novios.
