Capítulo V: Verdad o reto

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Blair

—¿Verdad o reto, Blair? —me preguntó Tyler, uno de los amigos de Hayes, dedicándome una mirada juguetona.

Literalmente todo mi cuerpo se encontraba preguntando qué carajos hacía jugando verdad y reto. Ese juego siempre terminaba mal. Y aún siendo consciente de eso, me lancé a hacerlo. Quizás lo había hecho porque había tomado unos cuantos tragos. Si, creo que era por eso.

Lara y Ethan intercambiaron una mirada, pareciendo anticipar que algo interesante o problemático estaba por ocurrir. La atmósfera se cargó de expectativa mientras Tyler esperaba mi respuesta con una sonrisa desafiante en los labios.

—Reto —respondí, escuchando como Hotter than Hell de Dua Lipa estaba sonando por los altavoces de la fraternidad. La canción se filtraba al salón principal a través de las paredes.

Tyler y los chicos del equipo compartieron miradas mientras decidían. Hayes se mantenía alejado de aquella discusión pues estaba apoyando en la mesa de billar con una expresión despreocupada en su rostro. Los chicos dejaron de secretearse entre ellos y Tyler aclaró su garganta. Su cabello azul estaba desordenado al igual que su ropa.

—Besa a quien te parezca más atractivo de este círculo —me retó, haciendo que todos soltaran vitoreos y grititos burlones.

Pensé un segundo y luego miré a Ethan directamente. Su piel morena estaba perleada por el sudor y algunos de sus rizos negros caían por su frente. Telepáticamente le transmití mi pregunta y, después de que abriera los ojos de par en par en señal de recuerdo, terminó por asentir hacia mí. Lara solo negó levemente con la cabeza, como si pensara que estábamos un poco locos por considerar lo que Ethan quería que hiciera. Había sido un pedido suyo de hace unos meses, y que la situación se diera ahora era una oportunidad que no podía dejar pasar.

—Está bien —acepté, ajustando un poco mi vestido.

Miré de reojo a Hayes, quien levantó una ceja, visiblemente intrigado. Volteé a ver nuevamente a Ethan y él me hizo un gesto con las manos indicando que avanzara. Tomando un respiro, me dirigí hacia el pelinegro de ojos negros rasgados y rostro pálido pero esculpido que estaba sentado en unos de los sofás de enfrente, con un vaso rojo entre sus manos: Mike.

Lo miré unos segundos a lo que él puso una mueca extrañada y sorprendida. Sus ojos negros se abrieron como dos aceitunas, mirando hacia todos lados. Hice un gesto con mi cabeza esperando una respuesta receptiva de su parte y Mike se encogió de hombros, dándome vía libre para hacerlo, luego de notar como miró hacia donde estaba la mesa de billar. Me senté a su lado, siendo consciente que, Sam, uno de los mejores amigos de Hayes y Mike, me miraba con diversión en sus ojos.

Acorté la distancia que nos separaba, y junté su boca con la mía. Los labios de Mike eran suaves y delicados. Sus movimientos eran tranquilos y dulces contra los míos. Era un beso bastante simple pues, al parecer, el no tenía la intención de que fuera más que eso.

—Cumplido —murmuré, separándome, arreglando el gloss que se me había corrido por el beso.

Sam soltó un sonido divertido cuando vio la leve incomodidad de Mike. Y casi quise pedirle disculpas con mis ojos.

Al observar a todos, ellos se encontraban estáticos en su puesto. Y al contemplar a Hayes, sus ojos transmitían algo indescifrable. Su postura seguía siendo relajada, no obstante, sus labios estaban planos, dejando atrás esa expresión despreocupada que tenía en el rostro.

Fui hacia mi puesto y centré mis ojos en Ethan, quien me estaba mirando a la expectativa. En seguida le asentí disimuladamente haciendo que hiciera un pequeño gesto de victoria que hizo sacudir la cabeza a Lara.

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