Capítulo I: Fuego en los ojos, hielo en el corazón

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Blair

«Blair tienes que aprender a decir que no» me reprendí una y otra vez en mi interior mientras no dejaba de observar el rostro inundado de ilusión de Reed frente a mis ojos. Sus orbes verde musgo resaltaban entre todas sus facciones y que me mirara fijamente con ellos, no ayudaba al hecho de que quería rechazarlo.

—Reed —pronuncié de forma lastimera, apoyándome en mi taquilla entretanto mordía mi labio inferior.

El se lamió sus labios rojizos antes de pasarse una mano por su sedoso cabello castaño.

—Vamos Blair —su tono de voz casi sonaba suplicante— solo será una cita. No es como si te fuera a pedir que seamos novios o algo por el estilo.

Solté un suspiro acomodando mejor mi bolso en mi hombro.

—Reed —comencé negando con la cabeza— habíamos dejado claro esto entre nosotros. Te lo había dicho desde un principio.

El se me quedó viendo, indispuesto a que rechazara su propuesta.

—Lo sé y lo respeto —me dijo apresurado— sin embargo, creo que salir solo una vez, no le haría daño a nadie...

—Ya hemos salido, Reed —lo corté.

—En el campus —aclaró— no fuera de él. Vamos, Blair —posó su mano en mi hombro e inevitablemente mis ojos fueron hacia allí— será solo una salida de amigos que...

—Amigos que se han acostado, Reed —recalqué ese punto importante, enarcando una ceja en su dirección— que no se te olvide ese gran detalle.

—Créeme que no he olvidado esos graaandes detalles —contestó ahora con la voz un poco ronca, absorto en sus pensamientos.

Yo me le quedé mirando fijo con las cejas alzadas, volteando los ojos.

A Reed lo conocí en una fiesta hace 2 años, ya que coincidimos en una fiesta que su fraternidad había hecho. Yo esa vez tomé la mala y horrible decisión de emborracharme un poco y terminé acostándome con el, sin estar completamente en mis cinco sentidos mentalmente. Cosa de la cual me arrepiento ahora mismo, porque luego de esa maldita fiesta, mantuvimos hasta finales del año pasado una especie de amigos con beneficios que realmente a mi no me benefició en nada.

Desde hace unas cuantas semanas Reed se ha empecinado con invitarme a salidas "casuales" como las llama el, que yo se que, de "casuales", no tienen nada. Pues a esto era lo que temía, que se terminara enamorando y quisiera tener una relación conmigo. Una relación que por mi parte no existe y nunca existirá porque yo no quiero involucrarme en una relación. 

Reed terminó por carraspear cuando se dió cuenta del peso de mis ojos sobre el.

—Tengo que ir a clase —farfullé mirando hacia todos los lados, viendo como algunos estudiantes se dirigían hacia sus salones. 

Cuando estaba apunto de pasar por su lado, el atrapó mi muñeca entre una de sus grandes manos, haciéndome voltear nuevamente hacia el. Mis ojos se dirigieron a ese punto en concreto.

—Prométeme que lo pensarás —me pidió, y nuevamente sentí ese subtono suplicante en su voz.

Me solté delicadamente de su agarre y una media sonrisa se formó en mis labios.

—Lo haré, pero no te prometo nada —murmuré antes de darme media vuelta y dirigirme hacia mi clase de morfología, siendo consiente de que, no pensaría nada, pues mi decisión estaba tomada desde que establecí los límites entre nosotros después de aquella fiesta.

Bad BehaviorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora