Capítulo X: Compartir oxígeno

264 22 1
                                    

Blair

—¡Blair, qué gusto! —Mike se acercó, cortando la pelea de miradas que estaba teniendo con su capitán, y luego me abrazó con entusiasmo.

Le sonreí antes de mirar de reojo a Hayes. Él estaba cruzado de brazos con una sonrisa arrogante. Los lentes de sol negros que descansaban en su cabeza le daban un aire despreocupado y seguro.

—Ethan —murmuró Mike, dirigiéndose a mi amigo antes de abrazarlo de la misma forma, solo que con esas típicas palmadas en la espalda con las que se saludan los hombres. ¿Por qué hacían eso, de todas formas? No lo entendía.

—Mike —mi mejor amigo se tensó al sentir su contacto y, al separarse, vi en su cara que estaba a punto de desfallecer.

Traté de suprimir una risa.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Hayes, enarcando una de sus cejas. Su tono fue un poco hosco y lo miré frunciendo el ceño.

—¿Cómo que qué hacen aquí? —repitió su compañero de equipo—. Vinieron al festival, idiota. ¿No es obvio?

Hayes rodó los ojos, pasando su lengua por el interior de su boca.

—Está bien, Mike —me reí de su comentario, porque si él no se hubiera adelantado, creo que hubiera dicho algo parecido—. En realidad, vinimos de último momento. Lara nos consiguió entradas con su primo.

Mike abrió los ojos.

—¿De verdad? —preguntó interesado, intercalando miradas entre Ethan y yo.

Podía sentir los ojos de Hayes clavados en mi perfil.

—Sí —contesté, mirando de reojo a Ethan, que parecía estar entrando en cortocircuito—. Su primo conoce a unos DJ's que trabajan como staff en el festival y nos sorprendió hoy con las entradas porque es el cumpleaños de Ethan.

Esto último lo dije mirando a mi mejor amigo, quien se sonrojó al notar cómo Mike también posaba sus ojos en él buscando una confirmación. Ethan solo sonrió avergonzado, y quise reír de ternura por su reacción.

—¡Felicidades! —Mike se le acercó para darle un cálido abrazo que dejó perplejo a Ethan durante unos segundos antes de que, en su impresión, reaccionara y correspondiera al abrazo, aturdido—. No sabía que hoy era tu cumpleaños. Te hubiera felicitado antes.

—Descuida, no importa —contestó mi amigo, más nervioso que un niño en su primer día de escuela— Prefiero mantenerlo en bajo perfil. Solo mis amigos cercanos lo saben.

—Claro que sí importa —negó Mike enseguida.

Ethan se encogió de hombros, un poco cohibido, y Mike le sonrió, achinando sus ojitos. Joder, se veían tan tiernos. Desde ahora sí que los shippeaba a un nivel estratosférico.

—Feliz cumpleaños, Ethan —Hayes se acercó y palmeó su hombro, soltando un chasquido de lengua—. Felicidades por sobrevivir otro año a esta insoportable.

Ethan se rió bajito a mi lado, al igual que Mike. Yo solo abrí los ojos, fastidiada, y le di un manotazo en el estómago. Estaba más que claro que ni siquiera lo movió, el pedazo de músculos.

—Cállate, imbécil —siseé, logrando sacarle una carcajada ronca que hizo erizar los vellos de mi piel.

Hayes se cruzó de brazos, y sus venas se remarcaron encima de sus tatuajes. Se lamió los labios y dio un paso hacia mí, agachando su cabeza a mi altura, ya que él era una jirafa. Hayes media más de un metro noventa. Mi metro sesenta y cinco pedía auxilio en este momento.

Bad BehaviorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora