Capítulo XIX: Control de daños

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Blair

Apenas podía respirar bien por los temblores que estaban empezando a aumentar en todo mi cuerpo. Mi corazón latía desbocado y las náuseas escalaban por mi garganta con más fuerza, entumeciéndome. Con dedos temblorosos, saqué mi celular del bolsillo mientras intentaba sostener mis materiales. Abrí la aplicación de llamadas, tratando de marcar el número de Lara, pero las lágrimas me nublaban la vista, dificultando todo.

—Joder... —maldecí entre dientes, con la garganta apretada, cuando la mitad de mis cosas cayeron al suelo.

Me agaché a recogerlas pero apenas podía con lágrimas nublándome la vista.

—¿Blair? —escuché la voz de Mike desde lo lejos.

Levanté la cabeza y lo vi bajar apresuradamente los escalones de la facultad, con el ceño fruncido en una expresión de preocupación. En cuanto llegó hasta mí, sentí un alivio inmediato, como si su presencia me devolviera un poco de estabilidad metal.

—¡Blair! —se agachó a mi altura y tomó mis manos que temblaban fuertemente— ¿estás bien? Déjame ayudarte.

Mike recogió mis cosas del suelo y me rodeó la cintura con una mano, ayudándome a mantenerme de pie.

—Mike, él... —intenté hablar, pero las palabras apenas salían—. Él tiene... una foto mía.

—¿De que hablas, Blair? —me miró con más preocupación en su semblante—. Respira, hey, tranquila.

—¿P-puedes llamar a Ethan, por favor? —murmuré, sintiendo el pánico aún latente en mis venas.

Mike no dudó ni un segundo. Sacó su propio celular mientras mantenía su brazo alrededor de mi cintura, brindándome el apoyo que necesitaba desesperadamente en ese momento. Podía sentir mi respiración entrecortada, cada vez más superficial, mientras el pánico amenazaba con apoderarse por completo de mí.

—Lo tengo, B. Tranquila —dijo suavemente, antes de llevarse el teléfono al oído—. Ethan. No, no estoy bien. Es Blair. Está teniendo un ataque de ansiedad. Estamos a las afueras de la facultad. Si, vengan rápido por favor. Okay, la llevaré para allá.

Mike cortó la llamada y sin perder tiempo, comenzó a caminar conmigo, tratando de guiarme mientras me ayudaba a controlar mi respiración.

—Vamos a regresar al estudio, necesitas un lugar tranquilo.

—No quiero que me vean así... me... me están mirando —murmuré, apretando su camiseta con mi mano temblorosa, sintiendo cómo la vergüenza y el pánico se apoderaban aún más de mí.

Sin decir una palabra, Mike acercó mi rostro hacia su cuello, protegiéndome de las miradas curiosas mientras nos dirigíamos al estudio. El suave aroma de su loción fue lo único en lo que pude concentrarme, tratando de anclarme a esa sensación mientras la ansiedad y el pánico me consumían. Había tenido ataques antes, por lo sucedido en la preparatoria, pero ninguna como esta.

Tan centrada estaba en el aroma de Mike que no me di cuenta cuando llegamos al estudio. El espacio para mi suerte, estaba vacío y tranquilo. Ethan me ayudó a sentarme en la silla de mi puesto de trabajo, al mismo tiempo que, Lara y Ethan irrumpieron en la habitación, visiblemente alterados.

—¡Blair! —gritaron al unísono, con el rostro lleno de preocupación.

Ethan se apresuró a cerrar el lugar con pestillo, asegurándose de que nadie más pudiera entrar. Al verlos mi pecho se sintió menos apretujado. Aunque las emociones seguían a flor de piel, sabía que, al menos por ahora, estaba a salvo con ellos.

Bad BehaviorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora