Bad Behavior

Capítulo XIV: Pasta Thai

Blair

Pride de Kendrick Lamar se filtraba a través de la pared cuando nos detuvimos en la puerta del piso que compartían Mike, Sam y Tyler en la residencia oeste del conglomerado de apartamentos del campus. La residencia de Ethan y Lara estaba en la parte este del campus, pero aún así no estaban completamente lejos.

—Estamos veinte minutos tarde —se urgió Ethan, una vez más, su ceño fruncido revelando su impaciencia y nervios.

Le di una breve mirada a Lara cuando esta le tocó el hombro del otro lado. Su típico delineado negro resaltaba sus grandes ojos avellana, que destellaban con una mezcla de calma y desafío.

—Las mejores cosas se hacen esperar, ya te lo dije. Confía en mí —dijo con un tono seguro y una sonrisa ladina.

Hice una mueca, incrédula.

—Esos consejos son bastante malos, Lara. ¿Cuándo han funcionado? —la miré con la ceja alzada, mientras jugaba nerviosamente con el borde de mi chaqueta. Tener que entrar ahí no era de mi agrado sabiendo que me encontraría con Hayes.

—Desde siempre —respondió con confianza, acomodándose un mechón de su cabello oscuro detrás de la oreja. Su flequillo despeinado moviéndose.

Solté una risa por su comentario.

—Desde tu última con un chico, en la que se cansó de esperarte una hora en la primera cita —señalé con una ceja alzada.

Lara rodó los ojos, su expresión cambiando a una de resignación divertida.

—Pero luego en la próxima que tuve con una chica, ella sí me esperó.

Negué con la cabeza.

—¿Y qué pasó después? —la incentive a hablar sabiendo el final de esa historia.

Ella me miró con falsa condescendencia.

—Fue increíble. Nos llevamos de maravilla —dramatizó con una sonrisa— ¿ves? No todas las esperas son en vano.

—No cuando ella hizo lo mismo y tú fuiste la que se cansó de esperarla —la corregí tratando de aguantar mi sonrisa.

Mi mejor amiga abrió sus labios pintados de rojo con falsa indignación.

—¡Fue diferente!

—Lara Villanueva, no seas mentirosa. Es malo mentir.

—¿Desde cuando eso para ti es importante? —ella entrecerró sus ojos, burlona.

—Desde que tratas de enseñar a nuestro bebé con malos consejos.

—¿Acabas de referirte a mí como un bebé? —intervino Ethan alzando sus dos cejas, con una mueca horrorizada.

Le sonreí orgullosa.

—Claro. Eres mi bebé —toqué sus mejillas como a un niño pequeño a lo que él se quitó soltando una quejido— Me siento como una madre orgullosa viendo a su hijo dar sus primeros pasos en el amor.

—¡Blair! —se quejó cuando hice una voz aniñada.

—¿Qué? —lo miré inocente.

Lara solo se reía a nuestro lado.

—No eres mi madre y yo no soy tu hijo, rara.

—Si lo eres.

—Yo soy mayor que tú...

La cara de Ethan se volvió carente de expresión cuando sin darnos cuenta Lara nos sacó de nuestro divertido intercambio de palabras al tocar el timbre del piso, suspirando.