La sequía de Numa

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El pueblo que sufría una gran sequía se llamaba Numa, era un pequeño pueblo famoso por sus vinos de bayas león, unas bayas que necesitaban mucha agua y paciencia, el vino era dulce y daba una sensación de frescura presida a la menta, un vino perfecto para el verano.

Las familias que vivían de esa cosecha estaban enfrentando una crisis que ponían en peligro sus casas, el río y todos sus segmentos se estaban secando rápidamente, hasta el punto en que contrataron a magos para solucionarlo, el gremio gladiadores de piedra envío a unos magos, la torre de la alquimia también, pero al ver algo en la tierra subieron el precio de sus honorarios, el pueblo que había perdido la fuente de sus ingresos solo podía enviar la petición a otros magos y rezar para que no aumentaran la cuota, después de todo, el precio final siempre lo ponía el mago.

Canorus vio eso muy sospechoso, la torre era conocida por su avaricia, pero los gladiadores de la piedra era un gremio dedicado al pueblo pobre, algo había que realmente estuviera fuera de sus magos.

-Eran así de grandes, pero no tanto como tú.- dijo un niño.

-¿Cómo podemos ser tan altos?.- otro niño se colgó de su cuello después de escalar por su espalda.

-Seguro que es por la carne, mama dice que es la verdura, pero la verdura no es alta y fuerte, el jabalí que cazo papa si era fuerte.- el niño reprochó mientras pateaba una pelota de cuero hacia el bárbaro, los pies torpes del bárbaro no lo traicionaron y devolvió la pelota con suavidad.

Canorus que veía desde lejos al bárbaro ser rodeado por los niños, solo suspiró, sería bueno dejar al bárbaro ganar experiencia, pero tampoco corría prisa.

-Quédate con los niños mientras te recuperas del mareo, tienes más poción en la mesa.-

Canorus dio dos órdenes más y siguió al aprendiz que abría el camino.

-Por aquí señora maga.-El aprendiz de la bruja la guio hacia el bosque, Canorus que no estaba acostumbrada a la espesura del bosque, ando lentamente.

-Este es el primero de los segmentos.- Canorus miro el segmento que terminaba en un pozo más adelante, la tierra estaba extremadamente seca para que cada luna llena se llenaran los segmentos y se secaran cuando saliera el sol.

Recogió su falda y examinó la hierba que crecía al lado del segmento, sus dedos tocaron la hierba que supuestamente debería estar seca, pero el tacto era blando y el olor húmedo.

-Están podridas.- el aprendiz la miró, eso mismo habían dicho los demás magos.

-La acompañaré a los demás segmentos.-

Canorus asintió mientras sellaba una hierba podrida que dejaba fluir un pequeño hijo de maná, la puso en un tarro de cristal y la magia preservadora hizo su trabajo, manteniéndola en un estado congelado en el tiempo.

***

-¿Por qué estas triste hermano mayor?.- el niño sostenía una pelota de cuero mientras veía a la persona más grande del pueblo arrodillada en el suelo suspirando, los adultos eran tan raros.

-Ayer me mareé y causé problemas a mi ama, ahora no puedo acompañarla porque no mejoro.- el bárbaro se llevó las manos a la cara para esconderse del mundo.-soy un inútil.-

-Mama dice que todos los hombres son inútiles.- el bárbaro se hundió más a las palabras del niño.-Pero que ella no sabría qué hacer sin el inútil de mi padre.- el niño le dio dos palmadas en la espalda al bárbaro mientras le tendía la pelota.

El bárbaro se levantó con unos sentimientos de confort y hostigamiento mezclados, los demás niños estaban regresando poco a poco a sus casas para comer, sus madres les llamaban desde las puertas de sus casas, el barbar fue invitado a la casa de la familia del niño de la pelota.

CanorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora