Cartas de Canorus

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"Aldea Steela, Familia noble Quethil.

La saludo con todos mis respetos madre.

¿Se encuentra bien de salud? En la ciudad de Calya ya ha llegado el verano y la temperatura es cálida, pero no asfixiante, espero que la familia goce de buen tiempo en Steela también y la cosecha haya sin problemas.

Después de haber terminado el semestre de la universidad, he disputado del festival de verano en la ciudad, este año la compañía de espectáculos ha brillado como la luna en el cielo, espero que el festival de nuestras tierras haya sido igual de maravillosos y mágico para nuestra familia y nuestra gente.

Escribo para notificarle que me concentraré en realizar algunos encargos del gremio, he encontrado uno en especial que me dará un certificado de magia sanadora básica al terminarla y un margen amplio de experiencia de cuidado de criaturas mágicas. Así que lamentablemente no podre enviarle cartas tan seguidas como me gustaría."

Canorus miro la carta después de haberla pasado a limpio, las hojas descartadas llenas de tachones permanecían a un lado, como testigo de sus dudas, la tinta de la pluma caían en gotas manchando la madera del escritorio, pero sus manos se sentían inquietas.

"Tengo una duda madre, en los recientes días no he visto a mi hermano en la universidad, los profesores me han preguntado al respecto, ¿podrá ser que haya regresado a casa unos días antes del festival del verano? Si es así espero que le regañes por no haber notificado con antelación de ese asunto, pero también espero que le des el mensaje de que si necesita algo de la ciudad de Calya no dude en ponerse en contacto conmigo, después de todo somos hermanos y eso no cambiará nunca.

Me despido de usted, espero que la luz del sol guie su camino por los campos de trigo dorado.

Su hija, Canorus."

Canorus suspiró mientras miraba por la ventana, el azul del cielo y el azul del mar se sobreponían uno al otro, pero se podía marcar una línea que los separaba, la visión de su hermano escondido en el festival de verano la preocupaba y no podía distinguir la línea entre la preocupación y la paranoia de que algo iba mal.

-Ama, ¿ha terminado de escribir las cartas?.- Javil dio unos golpecitos a la puerta de su habitación antes de entrar lentamente, medio encorvado, sus ojos verdes la miraron directamente sin dudas ni miedo. -He traído un poco de sandia que las hermanas Banos han traído.- Canorus despejo la mesa y acerco una silla levitándola.

-Parece deliciosa.- Canorus organizo los papales con un movimiento de su mano y los papeles flotaron y las cartas se sellaron en sobres en unos segundos, el bárbaro miro la silla y dejo ver una tímida sonrisa en su cara.

-Elio trajo un libro de recetas refrescantes para el verano.- Javil se sentó mientras su mano sostenía una rodaja de sandia, Canorus también tomo una para ella mientras disfrutaba de su sabor dulce pero no empalagoso.

-¿Te ha gustado?.-Canorus preguntó, el barro asintió mientras se terminaba la sandia de un solo mordisco.

-Sí, bajaré más tarde para intentar un postre frío en la noche.-

CanorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora