La leyenda de Saman, la primera hechicera.

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Canorus arrastró al bárbaro a presenciar la primera noche de verano, su primer festival de la bienvenida del verano a la ciudad de Callya. Intentó mantenerse tranquilo, pero su corazon emocionado latia rapidamente, sorprendido por todas las maravillas que podia presenciar fuera de la jaula y el mercado de esclavos.

El mundo mas allá de las frias cadenas estaba lleno de color, aromas y sonidos que bailaban en armonía.

Las luces del atardecer empezaban hacerse cada vez más débiles, el cielo se estaba pintado con los colores degradándose como una obra de arte, los ojos verdes del bárbaro vieron con reverencia el hermoso atardecer, el último de la primavera y la primera noche de verano.

Los niños pasaban corriendo con linternas de papel y farolillos en sus manos, las madres les gritaban que no se alejaran mucho mientras los padres les decían que no se preocupara, los ancianos disfrutaban el alboroto y se reían.

En el centro de la ciudad, la plaza estaba decorada con estrellas de cristal y velas con constelaciones dibujadas, las tiendas y puestos ambulantes creaban un ambiente acogedor y animado a pesar de estar a pocas horas de la noche.

En medos de la plaza había una hoguera de fuego blanco que destellaba chispas plateadas, el bárbaro lo encontraba parecido a los ojos de Miranda y se sintió en paz, las bailarinas y los músicos ocupaban una parte de la plaza, rodeados por mesas y sillas donde la gente los animaba y les lanzaba pétalos de rosas blancas, margaritas y cualquier flor que pudieras encontrar de color blanco.

El bárbaro se sentó aturdido en la mesa que el gremio habia reservado, Minos estaba lejos con su familia en otra mesa saludandolos con una tímida sonrisa, las hermanas Banos corrian por todos lados tomandose de la mano mientras reian y gastaban pequeñas bromas a los demas, Miranda, Elio, Re'er y Canorus compartían una cena de platos sencillos con él, todo el mundo hablaba de cosas triviales, del huerto de Miranda, del gremio de Elio, los estudios de Canorus y las maravillosas recetas del bárbaro.

El espectáculo de baile y música fue silenciándose poco a poco y las mesas que estaban vacías se fueron llenando con la llegada de mucha mas gente, los niños que corrían y jugaban estaban sentados en los regazos de sus padres, medio cansados y preparados para dormir, las familias y los grupos de amigos se unieron todos en la zona central para ver el espectáculo de magia y teatro de la ciudad.

Canorus le explico que era un deleite para la vista, este y todos los años venía la misma compañía a dar el mismo espectáculo, pero siempre parecían saber como ser únicos y despertar a los niños dormidos.

"Hace 300 años, los dioses cayeron enfermos por el odio de los humanos"

La música paró y solo se escuchaba un tenue tono misterioso, en el escenario los actores que vestían túnicas, cuernos y alas salieron solo para quedar manchados por una tinta negra y caer dormidos al suelo, el bárbaro miró con interés.

"Los dioses que traen la noche y el sol quedaron dormidos detrás de las nubes de ceniza de las guerras, los hombres mataron, contaminaron ríos y campos con su sed de conquista, los reyes oprimieron a las personas y dominaron los bosques que no eran de nadie más que los espíritus sagrados."

Los actores y las hadas se enzarzaron en una pelea mágica, las lanzas que eran de cartón parecían reales y dolorosas, el bárbaro se estremeció cuando vio a las hadas y los demás espíritus sagrados, siendo capturados, sacrificados y vendidos. Alejados de sus nidos y sacados a la fuerza de la naturaleza.

El campo de trigo del fondo fue quemándose y los demás paisajes que aparecían detrás del fuego fueron convirtiéndose en cenizas, los niños que dormían en los regazos de sus padres y madres se escondieron pidiendo abrazos.

CanorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora