Ojos de gato

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Su padre parecía complacido, Canorus no sabía por qué, pero al estar complacido sus ingresos habían aumentado como regalo del festival de la primavera.

Charles seguramente tenía algún tipo de charla secreta con su padre por la noche, o quizás que un bárbaro de las tierras del desierto era un bárbaro raro y único, la suerte del azar le dio una pequeña victoria de la que no se sentía orgullosa.

Canorus le dio un abrazo a su madre mientras prometía estudiar mucho en la universidad, su hermano Thrinus sacaba las maletas del carruaje y la ayudaba a meterlas en el tren, su hermano Marcus la miraba desde la distancia mientras sorbía su nariz y la señora Forest le entregaba una caja llena de comida para el viaje.

-Cuídate mucho cariño, si tienes problemas solo deja al esclavo en alga casa de empeños.-su madre hablo mientras miraba al bárbaro con asco, como si desprendiera suciedad por donde pisara.

-No te preocupes madre.- el revisó del tren insistió a la gente en entrar, Canorus le dio la caja de comida al bárbaro y lo guio hasta sus asientos, por suerte no estaba lleno y parecía que solo había algunas personas que habían madrugado desperdigadas y dormitando por el tren. El bárbaro la seguía silenciosamente, sujetando su bolso por ella.

-Después de llegar a Wester tomaremos otro tren hacia Calya, ahí es donde vivo.- El bárbaro no respondió con palabras y solo asintió con la cabeza, dejo el bolso en el asiento y sigue callado, Canorus se sentó y sacó un libro de su pequeña bolsa, había estado ocupada con la familia y aún no tenía la oportunidad de leer los grimorios de los Druidas de Killa.

Canorus cerró totalmente la percepción que tenía del mundo y se centró totalmente a marcar con tinta mágica las páginas interesantes, las páginas útiles y las páginas que necesitaban una búsqueda en la biblioteca.

El traqueteo del tren era suave y la luz del sol entraba por la ventana dándole un poco de calor, los pasajeros estaban tranquilamente sentados sin hacer ruido y Canorus no pudo estar más tranquila, era perfecto para estudiar.

-Señor, le pido que se siente, pasaremos por una zona con muchas curvas, podría caer al suelo y hacerse daño.- Canorus ignoro los susurros de su lado aún concentrada.

-Señor, hay muchos asientos.-

-Señorita, dígale algo a su compañero.-

-Señorita.- Canorus fue sacada de su mundo lleno de palabras y teorías mágicas de golpe por la voz de un hombre. Levantó la vista y dejo el libro en su regazo cerrado ¿Qué hora era? ¿Por dónde pasaban? Canorus miro confusa al revisor. -Señorita, viaja con este hombre, ¿verdad?-

El revisor señaló al bárbaro que seguí de pie en el mismo lugar, Canorus se sintió perdida.

-¿Por qué no te has sentado?-El bárbaro se encogió un poco, Canorus suavizó su tono y expresión. -Es un camino largo, siéntate y descansa.- el bárbaro parecía tenso mientras se movía lentamente y se sentaba en el suelo aun sin mirarla. -En el asiento, el suelo no es cómodo.- Canorus rebusco en su bolsa por los dos billetes, el bárbaro se movió aún más lentamente, pareciendo un perro que ponía una pata en el sofá para ver si su amo lo regañaba.

-Que tengan un buen viaje.- el revisor paso a otro vagón mientras Canorus se sentía perdida. ¿Debería decir todas las cosas que tenía que hacer el bárbaro? Puede ser, miro la ventana y el paisaje empezaba a llenarse de montañas y peñascos. Llegarían a Wester en unos minutos, sería mejor aprovechar para comer ahora.

Saco la caja de comida de la Señora Forest, como siempre la presentación era impecable y eran todos platos que no sentarían pesados en un viaje de siete horas.

CanorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora