ojos verdes

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-¿Esta es la señorita del señor Qethill? Cuanto esperaba verla, todos sus hermanos pasaron por aquí, estaba ansioso para poder ver a todos los hijos de la familia en este sitio.-

Llegaron a un vendedor un poco excéntrico, tenía algún que otro diente roto y podrido, pendientes de oro, anillos y brazaletes de joyas y ojos muertos.

La magia que rodeaba a ese hombre parecía corrompida, seguramente todas las criaturas mágicas que tiene en exposición lo hayan maldecido antes de ser capturadas.

El hombre dio dos pasos cojeando hasta llegar a un bastón hecho de metal blanco, Charles se puso detrás suyo y el vendedor le tendió el brazo, Canorus negó con la cabeza respetuosamente y ando al lado del vendedor.

-Tengo de todo, hombres robustos para protegerla, mujeres hábiles para servirla como una reina, elfos hermosos, bestias mágicas con las que pueda experimentar y aprender más, hechiceros, brujas, visionarios, gente ordinaria, tengo todo lo que una persona noble como usted pueda necesitar, venga, venga, le enseñaré un poco el sitio.-

-No se preocupe, señorita, todas estas cosas han sido rechazadas por estar malditas o son criminales que deberían estar en prisión, no se sienta mal por ellos.- Charles le susurró cerca de la oreja, Canorus asintió mientras la bolsa de dinero en su mano se sentía sucia y pesada.

-No planeaba mantenerlo por mucho tiempo, un barato me sirve.- Canorus miró al vendedor y dijo indirectamente con un tono frío lo rápido que quería que terminara esto.

-Entonces si quiere algo desechable y barato podemos ir a la zona de los bárbaros.- Canorus asintió mientras pasaban por filas llenas de jaulas y criaturas mágicas rugiendo.

-Para poder aconsejarla mejor dígame un poco de usted, como vive, donde trabaja, que tipo de días especiales tiene o qué planes tiene.- el vendedor parecía entusiasmado mientras el bastón golpeaba el suelo, algunos esclavos se escondían cuando lo veían llegar, otros la miraban fijamente, ahí va otra maldición. El bastón de hierro blanco parece absorber la maldición, pero los ojos de Canorus vieron como restos absorbidos se unían al aura oscura y retorcida que rodeaba al vendedor.

-Suelo pasar el tiempo estudiando y no tengo mucho margen para tareas domésticas.-

-Un requisito indispensable para una señorita, tengo a todos los esclavos entrenados en las labores caseras, cosera, lavar, cocinar, limpiar y cuidar del cuerpo de su ama es básico en mis productos.- El vendedor paso un momento y le grito a uno de sus trabajadores que prepararan una mesa y sillas para la venta. -¿tiene algún negocio o proyecto? Algo que haga fuera del estudio.

Los trabajadores corrieron y les prepararon una zona para descansar y le sirvieron un buen té con pastas, Charles a su lado permaneció de pie sin decir nada.

-Para conseguir experiencia en el campo de la magia vivo en un gremio y en mis descansos de trimestres acepto misiones, tiendo a viajar mucho por eso, las tribus más arcanas y valiosas están lejos y difíciles de acceder.- Canorus vio como las filas de esclavos se movían y delante del vendedor aparecían lotes de personas encadenadas, el vendedor hablaba con ella de sus gustos, sus tirrias, su rutina y sus hábitos.

-Es mucho más excelente que el tercer hijo si me permite decírselo.- Canorus no se lo tomo como un elogio

-El siguiente lote es perfecto para usted, tiene todos los requisitos.- Canorus vio una gran multitud de bárbaros atados de pies y manos que se arrastraban hacia ellos. Los ojos inyectados en sangre y la sed de sangre heló la sangre de Canorus.

Todo el grupo era enorme, tienen músculos definidos en cada extremidad y cicatrices en cada rincón de piel, sus manos parecían poder romperle el cuello a cualquiera y sus dientes poder morderle el cuello y matarla en el momento en que se diera la vuelta.

CanorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora