Confesiones.

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—Si quieres que hablemos con sinceridad, te diré que el día en el que creíste que yo era una estatua, me gustó la idea de que nos besáramos —confesó Adrien. Marinette se sonrojó, para ella ese siempre sería un momento vergonzoso —. Siempre te vi como a una buena amiga, porque siempre estabas ahí para mí, pero creo que en el fondo... siempre me gustaste.

—¿Qué? —la azabache no podía creer lo que estaba escuchando.

Ambos estaban juntos en recreo, Nino había dicho algo sobre que en ocasiones no sales con la primera chica de la que te enamoras, pero el destino te acerca a la chica adecuada. Al decir eso, Alya comenzó a llenarlo de preguntas y cuando Adrien y Marinette se quedaron a solas, Adrien comenzó a hablar con sinceridad, quería que Marinette supiera el origen de sus sentimientos hacia ella.

—Sabes que antes me gustaba otra chica, pero era algo como un amor platónico —explicó. Marinette asintió, nunca le preguntó sobre esa otra chica, solo lo escuchaba —. Pero tú siempre me hacías reír y también te admiraba mucho, tú capacidad para resolver problemas o para tener planes brillantes, siempre he pensado que eres increíble. Creo que estaba confundido, pero si te soy del todo sincero salir contigo es lo mejor que me pasó en la vida.

—Si te soy del todo sincera, yo nunca pensé que podría salir contigo, Adrien.

—¿En serio? ¿Por qué piensas eso, Marinette? —Adrien acarició la espalda de su novia, esa confesión no la esperaba.

—Porque mis planes no siempre salían del todo bien —Adrien no tenía idea de todos los planes fallidos que existieron, a veces ella planeaba muchas locuras y todas esas locuras terminaban en disparates, ¡todo era una locura! —. Siempre pensé que hacia el ridículo frente a ti y que me considerabas una chica rara.

—Me pareces divertida, me haces reír, Marinette —respondió Adrien —. Creo que eres genial, jamás pensaría cosas malas de ti —Adrien se acercó un poco más para abrazarla y después besar su mejilla —. Eres asombrosa, no dudes de ti. Jamás pensé que terminaríamos hablando sobre confesiones, a veces Nino puede hacer que salgan conversaciones bastante profundas —ambos rieron ante eso, nadie lo esperaba.

—Bueno, ahora dime ¿qué te pareció jugar pin pon con Diego? ¿le diste su merecido? —la azabache parecía entusiasmada ante esa idea.

—Fui bastante bueno, aunque él también es bueno, después llamó a Claude, pero Claude vino con otro chico, creo que quieren que juguemos dos contra dos en otra ocasión —explicó Adrien —. A tus compañeros les gusta bastante el pin pon, son algo competitivos.

—Algo se queda corto, pero bueno, ¿a ti te gustó ese deporte?

—Me divirtió —admitió Adrien —. Quizás en otra ocasión podamos jugar nosotros, incluso podemos competir con Nino y Alya.

—¿Crees que sea buena idea pasarle raquetas a Nino?

—Mm... quizás debamos pensarlo un poco mejor —y nuevamente ambos rieron. En ese momento sonó la campana, por lo que Adrien hizo un puchero, ambos tendrían que separarse.

Abril Adrinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora