Luz de las estrellas.

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—¡Sí! —exclamaron Adrien y Marinette después de haber obtenido una respuesta afirmativa por parte de los padres de la azabache. ¡Irían juntos a Londres!

—¡Tengo que armar mi maleta! ¡Me dijiste que nos vamos mañana en la mañana! —Marinette subió corriendo las escaleras para llegar a su habitación.

—¡Tienes mucho que empacar! —Adrien la siguió.

Los adultos observaron, compartieron una mirada y rieron.

—¡Son tan lindos! —exclamó Amelie.

—Están en esa edad en la que quieren estar todo el tiempo juntos —dijo Tom —. Es muy lindo verlos de ese modo.

—Adrien, es lindo que quieras ayudarme a empacar, pero te recuerdo que hay algunas cosas que son privadas —Marinette se estaba refiriendo a su ropa interior, no le gustaría que Adrien la vea. Él entendió y asintió, sonrojándose un poco.

—Sí, además es tarde, tal vez deba irme.

—Es cierto, es tarde —Marinette tomó la mano de su novio y lo llevó al balcón. Adrien sonrió, no pudo evitar recordar las ocasiones en las que fue como Chat Noir y veía a Marinette iluminada con la luz de la luna, eran recuerdos muy lindos —. Casi siempre estamos aquí juntos durante el día, pero la noche también tiene un toque mágico, la luz de las estrellas nos ilumina y eso me gusta.

—Se siente como tener nuestra pijamada, aunque estemos vestidos —dijo Adrien.

—Sí —la azabache asintió —, siento que la noche y la oscuridad le dan un toque íntimo a las cosas y eso es algo que me gusta, mucho más si es contigo —confesó.

—En tu balcón, un lugar tan lindo...

Lentamente ambos se fueron acercando hasta que unieron sus labios en un beso, ambos amaban besar los labios del otro. Cuando se separaron, sonrieron.

—Visitaremos muchos lugares en Londres, estoy seguro de que te gustará mucho.

—Contigo todo me gusta, ya estoy ansiosa.

—Y yo —Adrien sonrió. Realmente le entusiasmaba viajar con Marinette por primera vez como novios.

«Al menos no hay villanos, no tengo que preocuparme por no poder ir, porque Ladybug no será necesaria...», eso pensaba Marinette.

«Este es el primero de muchos viajes que tendremos...», pensaba Adrien.

Abril Adrinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora