Abril Adrinette.

Bajo la lluvia.

—Es una pena que haya venido hoy a clases... —comentó Diego mientras observaba por la ventana.

—¿Por qué dices eso? ¿acaso tú no vienes a clases todos los días? —le preguntó Marinette observándolo mientras alzaba una de sus cejas.

—A veces no me dan ganas de venir a clases, pero creo que eso es algo normal —Marinette alzó una de sus cejas. Diego comprendió que ella no pensaba del mismo modo que él —. Bueno, detesto venir cuando llueve y todo parece indicar que hoy lloverá.

—¡Eso es genial! —la azabache sonrió.

Diego la miró y se dio cuenta de que definitivamente él no la entendía bien, era simpática, pero eso no quita que sea un poco rara. Aunque al menos no habla tanto como Nino.

*

En el recreo, Marinette y Adrien se sentaron juntos en la banca ubicada en el patio.

—¿Todavía traes el paraguas? —preguntó Adrien recordando aquel paraguas negro.

—Siempre vengo preparada, Adrien —Adrien sonrió ante esa respuesta.

—Me encanta que sigas conservando ese paraguas, Mari.

—Es muy especial, Adrien. Recuerdo bien ese momento, era tarde, llovía, tú te acercaste y arreglamos las cosas.

—Sí, el paraguas se cerró en ti —recordó el rubio y comenzó a reír sin poder evitarlo, era un lindo recuerdo, pero ese momento siempre sería épico para él.

—¡Adrien! —la azabache le dio un empujón —, en ese momento hubo un trueno, sabes lo que significa eso, en ese momento nos hicimos amigos y descubrí que no eras como Chloé, mis sentimientos por ti nacieron.

—Yo recuerdo bien cuando me diste un paraguas y yo subí a la limosina, no podía dejar de mirarte, me golpeé en la cabeza porque en ese momento me di cuenta de mis sentimientos por ti y también hubo un trueno —recordó Adrien —. No puedo creerlo, ambos descubrimos nuestros sentimientos bajo la lluvia y con un paraguas negro.

—La lluvia es muy especial para nosotros, Adrien —Adrien asintió, eso mismo estaba pensando, incluso tuvo un plan.

*

A la hora de salida, ambos se juntaron en el patio y caminaron juntos a la entrada del colegio para poder salir, justo entonces comenzó a llover. Adrien tomó la mano de su novia y Marinette abrió su mochila, sacando el paraguas.

Ella iba a hablar, pero Adrien la tomó del brazo y la acercó a él, en ese momento unió sus labios en un beso y justo un trueno pasó, como en las dos ocasión anteriores.

—Nuestro primer beso bajo la lluvia... —susurró el rubio. Eso había sonado demasiado coqueto.