Capítulo 10

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―También tengo un calendario ―dice Yla.

Toma el pedazo de cartón entre sus manos y lo lanza hacia un lado sin mucho cuidado, al igual que todas las anteriores cosas que ha sacado de su armario.

―Y un reloj ―Lanza la pieza hacia la cama, por fortuna.

Me encuentro con Yla en su cabaña, hoy iremos a lavar ropa, antes de que la temperatura baje aún más. Así que está sacando medio armario sucio y cualquier otra cosa que esté atravesada.

Tres días han pasado desde el chapuzón que nos dimos y no he vuelto a ver a Beham por ningún lado. No es que me de molestia ni nada por el estilo, solo... me intriga que desaparezca tan de repente.

Aunque bueno, después de ese raro momento es mejor que se mantenga lejos. En estos días no he podido evitar recordar el agarre firme de sus manos en mi cintura y ese sonido ronco que hizo con la garganta y el calor emanando de su cuerpo y...

―Te acabas de poner roja ¿En qué cochinadas andas pensando? ―dice Yla, alzando una ceja.

Pestañeo varias veces, saliendo de mis pensamientos.

―En nada.

―Claro, claro.

Yla al parecer ya no tiene más ropa para lavar y pasa a guardar toda la que tiró en una cesta, doblándola sin mucho cuidado. Cuando termina, la levanta con una sola mano y la deja sobre uno de sus hombros.

―Vamos ―me dice.

También tomo mi cesta, la que llené minutos antes pues primero pasamos por mi cabaña, y la cual para llevar poco tiempo acá está bastante llena debido a qué, ya que no me puedo bañar a diario, me cambio la ropa todos los días para no sentirme tan cochina.

Salimos de su cabaña y caminamos en dirección como si fuéramos a los baños, pero mucho antes de llegar a estos nos desviamos del camino de grava e ingresamos entre los pinos.

―Dentro de unos días me iré con mi grupo a buscar suministros, antes de que empiece el invierno ¿quieres que te traiga algo, aparte de lo básico ? ―pregunta Yla.

Lo medito unos segundos.

―Creo que no, nada por el momento.

―Bien, igual veré que te traigo.

Comenzamos a ascender una pequeña colina, con cuidado de no tropezar con algo, lo cual se me hace un poco difícil teniendo la cesta atravesada en mi campo de visión.

―Ya que estamos hablando de esto, tengo curiosidad con eso que me dijiste hace tiempo del contacto ¿Apareció de la nada? ―pregunto.

―Sí. Cuando eso yo todavía no había ingresado al grupo. Según lo que me contaron, en uno de los viajes se consiguieron con varias mochilas llenas de cosas y con una nota que decía algo así como que era una persona interesada en ayudarlos, y estaba firmado como K.A. Obvio que todos desconfiaron al principio, pero Mara al ver la firma dijo que sí es alguien de confianza.

―Así que no saben quién es.

―Se mantiene en incógnito.

La verdad es que me parece bastante extraño.

―¿Y no han pensando en que esa persona pudiera estar tendiendo alguna trampa o algo así?

Yla niega.

―Todos confiamos en Mara, fue de las primeras en salir del laboratorio y fue la que sentó las bases de este pueblo, así que si ella dice que esa persona es de confiar no la contradeciremos y mientras esa gente no llegue a querer encerrarnos de nuevo yo vivo feliz y contenta... como una zanahoria.

Beham - [Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora