Capítulo 11

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¿Acá dormiremos? pregunto, observando la cabaña que se me hace gigante y vacía.

El chico con aires de que apenas está entrando en la adolescencia también pasea su mirada por el lugar. Su rostro es un borrón para mí, pero extrañamente puedo saber lo que hace y a dónde mira.

Se ve cómoda murmura , creo.

Camino hacia la colchoneta tirada en una esquina y me dejo caer boca abajo, exhausta. Frunzo ligeramente el ceño, con mi vista fija en la pared.

Los abandoné.

Él se deja caer a mi lado y acaricia mi cabello con suavidad.

Estaremos bien.

Mis ojos se humedecen.

Sabes que no mascullo . Nada estará bien.

Me siento sobre la colchoneta, enojada.

Nada estará bien repito . Ellos murieron.

Eso no lo sabes...

No soy tonta, sé que lo hicieron. Y todo por mi culpa, si yo... si yo no... Suelto un sollozo.

Toma mi cara entre sus manos.

Deja de decir que fue tu culpa porque no lo es me regaña, enojado.

¡Sí lo es!

No lo es. Y no me cansaré de repetírtelo, si mil veces lo dices, mil y un veces yo me encargaré de recordarte que no es cierto ¿Lo has entendido?

No contesto, solo volteo el rostro hacia un punto nulo. Él deja escapar un suspiro pesado y me rodea con sus brazos para acercarme hacia su pecho. Deja un beso sobre mi cabello y yo tengo que morderme el labio para reprimir un sollozo.

Estoy cansada murmuro.

Lo sé. Yo también.

Abro los ojos de golpe. Mi corazón late acelerado y una fuerte tristeza está posada en mi pecho.

Nunca había soñado con eso, ni nada parecido.

Aunque... esa cabaña siento que ya la he visto.

Camino hacia la ventana y descorro un poco la cortina para mirar el cielo, aún oscuro. Apenas algunos rayos de sol comienzan a asomarse entre los pinos.

Mi abuela me diría que no piense en eso, y eso estoy intentando no hacer, pero... no puedo, la tristeza en mi pecho es muy fuerte.

Esa cabaña.

Me enrollo una bufanda alrededor del cuello, intentando que me ayude a entrar un poco más en calor. Abro la puerta de la cabaña y una ráfaga de viento helado me golpea la cara, pero eso no me detiene de bajar las escaleras y caminar hacia la cabaña de Yla.

Toco su puerta, con algo de desespero, luego de unos minutos una adormilada Yla abre.

―Sasha ¿Qué pasa? ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que te lleve con Nere para que te revise? ―A pesar de que se atraviesa un gran bostezo mientras lo dice, su voz suena preocupada.

―¿Puedes llevarme a la antigua cabaña de Mara?

Yla me mira con confusión.

―¿A la antigua cabaña de Mara?

―Por favor ―suplico.

―Es que no sé de qué me hablas, si la única cabaña que... ―Yla parpadea varias veces, como por fin captando una información ―Ah... Pero ¿por qué quieres ir allá? ¿Beham sabe qué...?

Beham - [Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora