Capítulo 16

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Despierto completamente sola en la cabaña de Beham, con la espalda palpitando como un corazón. Al pasar de los minutos tocan la puerta y se abre con lentitud mientras yo miro, expectante, a la persona que va a entrar, y una extraña decepción se posa es mi pecho cuando la que entra es Nere.

―Beham me mandó a cuidarte.

Claro, era de esperarse.

Nere charla conmigo un rato, hasta que es hora de ir a la enfermería para limpiarme la herida y cambiar el vendaje.

Mientras estoy en la enfermería con Nere y otra chica, llamada Bela, varias personas llegan a preguntar cómo estoy, entre ellas Hag, Mara, la señora que siempre tiene la amabilidad de pasarme la comida cuando voy al comedor, y otras con las que no recuerdo haber cruzado palabra; incluso Gal en un momento se acerca para regodearse de que "menos mal estaba cerca en ese momento y pudo salvarme de una triste, trágica y dolorosa muerte"... pero ninguno de ellos es quién estuve esperando.

Y aunque sea muy tonto de mi parte, eso me hace sentir decepcionada.

Por efecto de una pastilla para el malestar que me da Nere, me quedo dormida sobre la camilla.

La pequeña niña de cabello rubio que no pasa los cinco años toma el cuaderno y se sienta en el piso, esperando mis indicaciones.

La "a" es un círculo y una colita Me acuesto a su lado y trazo la vocal sobre la hoja.

Ella trata de imitarla, pero solo termina haciendo algo parecido a un triángulo con una pata.

Intenta escribir "mamá".

La niña queda pensativa unos segundos y luego comienza a hacer unos garabatos nada entendibles.

Bela, así no La reprendo.

Lo chistoso es que yo tampoco sé escribir muy bien.

Ya me aburrí Se queja y deja el cuaderno a un lado.

Yo también Me encojo de hombros . Vamos a jugar.

Parpadeo varias veces, confundida, y me toma unos segundos caer en cuenta que estoy en la enfermería.

Esa niña del sueño... Era mi hermana.

Una tristeza se ancla en mi pecho. Nunca había soñado con mi hermana. Jamás.

―¿Cómo te sientes? ―pregunta Nere.

Sus palabras me distraen de las crecientes ganas de llorar.

―Creo que mejor ―Si es que "mejor" se le puede llamar.

―Levantate, vamos a las duchas.

La miro con confusión.

―Pero si ayer fuimos a las duchas ―digo.

Mi pánico comienza a crecer al imaginar que duré varios días inconsciente y no me di cuenta.

―Beham ordenó que se abra para que te puedas asear.

Ah, eso.

Por un lado me alivia saber que no entré en coma y por otro me da una punzada de enojo al escuchar el nombre del susodicho.

Pero si implica poder bañarme tampoco me quejaré.

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En las duchas, solitarias, Nere me ayuda a desenredar mi cabello para no lastimarme. En realidad puedo hacerlo sola, la herida no afecta el movimiento de mi brazo, pero prefiero dejar que me ayude.

Beham - [Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora