Capítulo 12 (parte 2)

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―Acá está ―dice la chica en lo que ve a Beham, haciendo un gesto para que se acerque.

Cerca de las cabañas familiares, dentro del bosque, el grupo encargado de hacer el rastreo está reunido observando algo en el suelo.

No tengo que buscar mucho para ver las marcas en la tierra: unas huellas de botas.

Tremendas patas ¿Pie grande eres tú?

―Están frescas, todavía están calientes ―dice la chica ―pero...

―No tienen olor ―termina Beham, agachándose.

―¿Humano?

Beham niega.

―Es como nosotros.

Las huellas continúan unos cuantos metros y desaparecen. Beham acerca su cara al suelo e inspira hondo.

―El individuo es una rana. Anda desplazándose por los árboles.

―¿Cómo lo sabes? ―pregunto, sorprendida.

―Puede sentir el olor agrio del veneno, es casi imperceptible, pero ahí está. Y eso explica por qué no hay más huellas ―Se yergue ―¿Qué encontraron sospechoso en el lugar donde Sasha se encontró al individuo?

La chica hace una mueca de duda.

―¿En qué parte específicamente?

―La porción del bosque entre los baños ―responde Beham, alzando una ceja.

―Todavía falta toda la zona noreste.

―¿Por qué no empezaron por allá? ―gruñe.

―No nos especificaron...

―Cuerda de inútiles.

La chica rueda sus ojos amarillentos.

―Sigan haciendo lo que sea que estén haciendo, ya me encargo yo de ir allá.

Sin decir más, Beham me toma de la muñeca y dejamos al grupo atrás.

―¿Podrías dejar de llevarme del brazo como si fuese una niña? ―pregunto, comenzando a irritarme.

―¿Te molesta? ―Por su expresión parece que le interesa genuinamente saber la respuesta.

―Es... incómodo ―Por no decir que los demás piensan cosas que no son.

―No te quedes atrás ―dice soltando inmediatamente mi muñeca.

Luego de un rato de caminata ―y de casi darme con una rama en la frente por estar distraída―, por fin nos detenemos.

―¿Te movió hacia algún lugar? ―inquiere.

Niego.

―Me detuve porque escuché unos ruidos y ya ahí fue donde apareció. Solo me alzó.

Beham da un asentimiento. Se agacha a revisar unas ramas partidas a la mitad.

―No lo entiendo ―murmura luego de unos segundos ―. Por más que pueda camuflar su olor, no lo puede erradicar por completo.

―¿Eh?

―Todos tienen un olor característico ―explica ―. El que sentí fue uno nuevo, nunca antes lo había olido en el pueblo. Ahora puedo alcanzar a oler su veneno, pero no su olor.

Sé que no es buen momento, pero...

―¿Y a qué huelo yo?

Seguramente a loquito de la calle.

―El olor de las personas no es descriptible.

―Eso no me ayuda mucho. Solo tiene que decir que huelo a mono que no se ha bañado nunca en su vida ―bromeo.

Beham - [Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora