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La situación era incómoda para todos los presentes. Sergio se había ido a la oficina con Kendra, cosa que a Max le dolió, él había salido casi corriendo a buscarla en cuanto las cosas se tranquilizaron.

Lando estaba muy pegado a Lewis, nadie había preguntado, pero todos querían saber qué hacía ahí y como  había llegado. Mick tenía sus propias deducciones. Ahora todos estaban reunidos en el jardín que conectaba el ala sur al ala norte de la propiedad.

—Creí que habíamos hablado acerca de disparar en la casa —Lewis trató de romper un poco la tensión, dirigiéndose a Catrina.

—Solo fue... —la chica les lanzó una mirada rápida a los pilotos que estaban en los sillones del jardín— una pequeña bala de advertencia.

—Mi padre estará molesto contigo, hemos tenido que tapar muchas de esas pequeñas advertencias tuyas.

Max y el resto estaban en silencio, esperando la hora de poder irse, estaba claro que no habían llegado en buen momento.

—Esa maldita zorra buscona se lo ganó, le advertí que no quería verla aquí. Enzo le dijo que se fuera, que Sergio tampoco la quería cerca, pero ella no quería aceptar que al fin las cosas se terminaron ¿que debía hacer? debo proteger la integridad de mi primo.

Max levantó la cabeza, esa parte sí le interesaba ¿Sergio ya había hablado con Kendra?

El silencio se instaló de nuevo en el grupo, el sonido del viento golpeando las hojas de los árboles era todo lo que escuchaban.

—Bueno —dijo Mick, rompiendo de nuevo el silencio— creo que es mejor que nosotros regresemos, no parece ser un buen momento y no queremos incomodar.

—Imposible —dijo Lewis, poniéndose de pie con un gesto de dolor. Lando se paró a su lado de inmediato, intentando ayudarlo, pero el mayor lo apartó rápidamente, no quería que Mick lo viera. —Ahora que están aquí, es mi deber como jefe de equipo ser un buen anfitrión, además, George nos regaló la primera victoria del año y la primera victoria en nuestra administración.

—Lewis... —lo llamó Catrina con un tono de advertencia, tener a uno de esos chicos ya era suficiente, pero ¿tener a cuatro? una hora en esa casa y sabrían la verdad, no era como pudieran esconder las armas que tenían por todos lados o que pudieran ocultar a los hombres rudos que para nada tenían pinta de ser buenas personas. Ellos sabrían la verdad tarde o temprano, y Catrina pensaba seria era más temprano que tarde.

Enzo y Vitto se miraron entre ellos. La situación no apuntaba para nada bueno.

Del pasillo comenzaron a escucharse murmullos que se fueron intensificando hasta casi convertirse en gritos, luego lograron ver a Sergio, detrás de él venía Kendra. La chica tenía los ojos rojos y el maquillaje corrido, se notaba que estaba enfadada y había llorado.

Sergio le hizo una seña a Rocco y este tomó a la chica del brazo, guiándola a través del jardín, hacia la salida. Kendra se detuvo un instante cerca de donde estaba Max. El rubio trató de evitar la mirada de la chica, pero solo por unos segundos. Ella seguía ahí, observandolo con furia.

—Llévatela ya Rocco, no quiero verla aquí —ordenó Sergio y Max vio con lastima como la furia de la chica era reemplazada por la vergüenza. Vergüenza al ser humillada.

—¿Enserio estas cambiándome por...

Sergio hizo solo un movimiento de cabeza, Rocco tomó a Kendra con un poco más de fuerza de la necesaria y la arrastró por el pasillo, fuera del jardín.

***

—¿En verdad estamos aquí, planeando una estúpida fiesta?

Rocco había llevado a Mick, George, Lando y Max a dar un recorrido por la casa, mientras que Sergio trabajaba en una fiesta que él no había previsto.

Good BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora