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EPÍLOGO

George dejó la botella de perfume sobre el tocador en la habitación de Catrina, se había terminado la semana pasada y por estar de viaje no había podido ir a comprar uno nuevo para reemplazarlo, hasta ese momento. Catrina amaba ese perfume, era su olor característico.

— George, ya estamos listos —Susie había ido a buscarlo, sabiendo bien donde se encontraría el británico a esa hora del día— cariño no creo que...

— Ya sé lo que me dirás —le interrumpió George— y discúlpame, pero no me interesa escucharlo, solo... solo vayamos de una vez, no quiero que Toto venga a gritarme, se pone de mal humor en estas fechas.

El helicóptero aterrizó en la casa de campo, donde habían hecho su primer picnic, esta era la cuarta vez que visitaban todos juntos aquel lugar. La primera, había sido aquel día donde jugaron fútbol y pasaron, la que podrían decir, fue la mejor tarde en familia. La segunda vez, sin embargo, no fue tan feliz. En aquel lugar enterraron los restos de Rocco y Catrina, no podían llevarlos a un panteón y presentar sus respetos, normalmente cuando un miembro de la organización fallecía, enviaban el cuerpo a su familia con dinero para cubrir todos los gastos y un poco más para unos cuantos años, pero esta vez ellos eran la familia.

La tercera vez fue al cumplir un año de aquel suceso, la familia completa se reunió para una pequeña ceremonia, para recordar a Rocco y Catrina y, como aquella primera vez, organizaron un picnic y juegos. Esta era la cuarta vez, a dos años de la muerte de ambos.

George acudía a la casa de campo con regularidad, a veces acompañado de Toto o alguno de los hermanos Wolff, aunque la mayor parte del tiempo lo hacía solo, era como un santuario para él, siempre que se sentía triste o feliz, cuando estaba estresado o no le había ido bien en alguna carrera, pero también cuando subía al podio u obtenía una victoria, buscaba refugio en aquel lugar, con ellos. La habitación de Catrina era otro lugar al que él consideraba santuario, por eso lo había mantenido intacto, tal y como ella lo había dejado al marcharse, él mismo se encargaba de limpiarlo, no permitía que nadie del personal entrara, incluso mantenía la fragancia de ella, a veces se sentaba en su cama y él podía jurar que escuchaba la voz de la chica llamándolo.

El partido de fútbol había terminado, de nuevo, el equipo conformado por Toto, Max, Enzo, Lewis, Susie y George había ganado y ahora todos disfrutaban de la comida que Susie había llevado, era de las pocas veces, sino es que la única, que comían sentados en el piso, con servilletas como platos, en lugar de hacerlo en comedores caros con comida preparada por chefs y en vajillas costosas.

— Hay algo que queremos anunciarles —dijo Lewis— pero queríamos que estuviera toda la familia reunida, incluidos Rocco y Catty —la voz se le cortó un poco cuando menciono el nombre de la chica, a diferencia de Liam y Sergio, quienes siempre hablaban de ella, Lewis lo hacía muy poco, y cuando llegaba a hacerlo, las lágrimas se acumulaban en sus ojos rápidamente. Respiro profundo, tomándose un momento para recomponerse y continuo. — Mick y yo vamos a casarnos.

— ¿De qué hablas? —pregunto Toto— tú siempre dijiste que el día que quisieras casarte, debía meterte un tiro en la cabeza, porque seguramente eras un impostor o te habían lavado el cerebro.

Christian golpeó a Toto en el brazo para dejará de molestar a su hijo, aunque Toto había estado esperando por mucho tiempo para poder hacer aquello, cuando ellos anunciaron que iban a casarse, Lewis, Sergio, Liam y George no dejaron de molestarlo hasta el día de la boda.

Las felicitaciones no se hicieron esperar, Susie estaba a punto de llorar de nuevo, pero Lewis la abrazó antes de que se pusiera demasiado maternal, Mick tuvo que hacer lo mismo con Christian.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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