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La noche por fin había terminado. George no logró encontrar a ninguno de sus amigos, en algún momento ellos se habían ido, pero sabía que no podían salir de la propiedad, así que debían estar en alguna parte de ese inmenso lugar, todo lo que tenía que hacer era buscarlos, pero por alguna extraña y desconocida razón, el piso parecía tambalearse bajo sus pies y las paredes moverse, lo que complicaba la búsqueda.

Más que un hogar, aquello parecía un laberinto. George descubrió que el ala norte pertenecía a Sergio y el ala sur a Lewis, ellos tenían su propia casa dentro de otra casa, con cocinas, jardines y patios internos, era una locura. El ala este era un área común, Vitto le había dicho que pertenecía a Catrina, pero que ella prefería no estar en casa, así que normalmente se utilizaba para las visitas, que no eran muchas. El ala oeste no estaba abierta, pero Vitto le advirtió que no entrara, al parecer pertenecía al padre de Sergio y Lewis y solo se abría cuando él o su ex esposa los visitaban.

Estaba cansado de husmear por el lugar con el pretexto de buscar a sus amigos, podría pasar una semana recorriendo esos pasillos y aun así le faltaría tiempo para verlo todo. Estaba listo para ir a la habitación que le habían asignado y dormir las pocas horas que le quedaban antes del amanecer, pero vio a una persona sentada en el borde de una jardinera, fumando un cigarrillo y bebiendo un trago. Catrina, la chica que había conocido esa mañana. George no lo pensó dos veces, quería hablar con aquella chica, no habían tenido oportunidad de conversar y tenía muchas preguntas, su curiosidad estaba matándolo. 

—No te vi en la fiesta —dijo George acercándose por detrás a la chica— ¿no te alegras por las victorias de tu equipo?

Catrina ni siquiera se giró.

—No es mi equipo, además ¿qué tan complicado puede ser conducir hasta la meta?

George se acercó hasta estar junto a la chica, quien le lanzó una mirada de advertencia que George ignoró por completo y se sentó a su lado.

—Ignorare que has dicho eso último —Catrina se recorrió un poco para poner algo de distancia entre ellos— creí que el equipo era de la familia.

—Creíste mal niño, el equipo es solo de mis primos. —Ella utilizó el término niño para referirse a él, aunque parecían tener la misma edad.

George acortó la distancia que Catrina había puesto entre ambos, la chica le lanzó otra mirada de repulsión y volvió a recorrerse en la banca de la jardinera en la que se encontraban sentados.

—¡¿Primos?! creí que también eras su hermana, ya sabes, te presentaste con su apellido y no importa que no te parezcas, porque ellos son adoptados, por eso pensé que también eras su...

—Ya basta —Catrina interrumpió la oración— hablas demasiado, mi madre y el padre de ellos eran hermanos y como resultado, soy su prima, hasta tú podrías entenderlo.

—¿Eran? eso quiere decir que tu madre, que ella  está...

—Muerta —dijo Catrina— puedes decirlo. Mis dos padres murieron y mi tío me crio desde entonces.

George volvió a correrse para de nuevo acortar la distancia entre ellos.

—Lo siento —dijo, poniéndole una mano de forma amistosa sobre el hombro— ¿los extrañas mucho?

Catrina se soltó del agarre de George con un movimiento brusco, intento recorrerse de nuevo para alejarse, pero había llegado al borde la jardinera, así que se puso de pie.

—Tenía seis meses cuando un ejército de hombres entró a la casa donde vivía con ellos, su objetivo era mi abuelo, el capo de mafia siciliana, le dieron veintitrés tiros, a mis padres también los acribillaron, no dejaron a nadie con vida, sirvientes, cocineros, guardias, choferes, los mataron a todos, solo me dejaron con vida a mí y no por piedad, sino como una advertencia a mi tío, para que supiera que irían por él, pero él los cazo, a todos ellos, uno por uno hasta que no quedó ninguno, o eso me contó él, porque yo no recuerdo nada. Así que no, George, no los extraño porque solo los conocí por seis meses.

Good BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora