Me encuentro frente a mi casillero en la universidad, en realidad esto parece una preparatoria, pero con "adultos maduros".
Han pasado varios días desde la fiesta de Liam y esta noche tenemos una familia de visita. Y como buena "empleada doméstica" que soy, me toca hacer una cena especial.
No sé quienes son.
Y la verdad no es que me importa mucho.
Termino de meter los libros que usaré para está clase y los meto en mi bolso, cuando estoy por cerrar mi casillero Rebeca aparece por mi lado. Está muy pálida y se ve como si estuviera a punto de desmayarse. Antes de que hable la sostengo de los hombros y la miro con preocupación.
—¿Rebeca estás bien?— le pregunto en voz baja. Ella niega con la cabeza visiblemente tensa, haciendo un esfuerzo por... ¿No vomitar?
Antes de que diga algo más cierro mi casillero rápidamente y nos encamino hacia el baño, apenas llegamos y ella vacea todo su estómago en el primer cubículo que encuentra, ni siquiera tomándose el tiempo de cerrarlo.
La voy con el ceño fruncido... ¿Estará mal del estómago?
Escucho cada arcada, incluso cuando a su cuerpo no le queda nada más que expulsar.
Una vez que está más calmada se levanta, descargando el inodoro. Sale del cubículo y se acerca hasta los lavabos, donde enjuaga su boca, una vez que termina sé queda con las manos apoyadas en la superficie del lavabo, con la mirada completamente perdida.
—Rebeca...— digo suavemente como si de una niña pequeña se tratara. Ella se vuelve a tensar, dejando ir toda la poca relajación que tenía hace unos segundos—¿Estás bien?— no me mira. Se queda mirando al frente, cómo si estuviera a punto de colapsar.
Luego levanta su mirada con los ojos llenos de lágrimas. En ese momento me acerco a ella y sin importarme mi barrera de chica ruda la rodeo con mi brazos. Dándole un muy fuerte abrazo. Ella solloza desesperada y yo solo la abrazo hasta que se calma.
Cuando siento que está calmada desago en el abrazo y la miro con seriedad, pero a la vez preocupación. —Rebeca me estás asusta...— sin dejarme terminar me dice algo que me deja pasmada.
—Estoy embarazada.—
La miro perpleja sin poderlo creer y sin ningún pudor demuestro todo mi nerviosismo.
—¿Em... Emba... Em... Embarazada?— suelto la última palabra en una hilo de voz, luego de eso trago grueso. Rebeca pasa una mano por su nariz y posa la otra en su vientre, con un tamaño de embarazada inexistente.
—Sí.— dice en un susurro mirando hacia otro lado con mucho nerviosismo. —No... No sé qué hacer.— mira sus manos en ambas en su panza.
—¿Jhon lo sabe?— pregunto con cuidado volviendo a poner mis manos en sus hombros. Ella me mira con sorpresa.
—Mierda... No había pensado en Jhon.— dice mirando a un lado otra vez.
—¿Qué tengo que saber?—
Mierda. La voz alegre de Jhon nos interrumpe. Rebeca se tensa aún más y lo mira con horror. Jhon al percatarse de su mirada entra sin importarle que sea el baño de chicas. Sin esperar nada toma a Rebeca por ambos lados de su cara apartandome, con una cara de preocupación.
—¿Qué pasa fresita?— le pregunta usando un ridículo apodo sin darse cuenta, Rebeca sonríe como reflejo pero vuelve a ponerse seria. Levanta la mirada para poder mirar a su novio a los ojos con ellos llorosos. Se limpia las lágrimas y sonríe.
—No es nada...— le dice esta a Jhon quitando las manos de este de su cara.
—Rebeca tu no lloras por nada.— le dice Jhon muy serio. Ella mira hacia un lado y luego le vuelve a sonreír.
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Mi negro Corazón.©[En Edición]
RomanceSi crees que un corazón dañado solo se puede arreglar con un corazón puro y bueno... Estás muy equivocado, porque mi corazón dañado lo arreglo un idiota; un tremendo idiota... Emili: toda su vida la hicieron sufrir por algo de lo cual ella ni siquie...