— ¿Vas a estar bien? — Pregunto Francisco con una sonrisa triste, acarició la cabeza de Blas una y otra vez sin ganas de soltarlo — Tu sabes que si algo no te gusta, si no te sientes cómodo, o si no te tratan bien, mis brazos mis brazos van a estar abiertos para recibirte. No dudes en ir a casa y decirme — Le dijo con un tono triston.
— Si papá — Blas asintió rodando los ojos, Francisco solía ser muy dramático todo el tiempo y sobreprotector — Adiós padre, voy a extrañarlos, llamaré seguido. — Le dijo a Esteban y este no lo miro, Pero Blas escucho un sollozo pequeño y supo que su padre estaba siendo fuerte con el.
Lamentaba mucho tener que irse en esas condiciones, la boda no había sido nada mas que una visita al regristo civil. No hubo una gran fiesta, ni comida, ni pastel, y lo entendía tenian muchas cosas mas de que preocuparse que una fiesta. Subió al taxi en dónde Felipe ya lo esperaba y lo miro con reproche porque ahora, su esposo, ni siquiera se despidió de sus padres.
Felipe dejo la maleta en la cama y se lanzo en esta un rato, antes de regresar por las otras dos maletas que se habían quedado en la sala. Blas miró la casa de los Otaño con modestia, no es como si fuera una mansión, pero era grande y bonita, nada a lo que está acostumbrado.
El castaño apareció en la puerta con dos maletas más y también las puso en la cama, con una sonrisa tímida ambos empezaron a acomodar las cosas ubicandolas en el armario en el armario del mayor y otras en cajas de carton mientras conseguian otro mueble.
Felipe suspiró.
— Estamos casados.
— Si lo estamos.
— No puedo creerlo.
— Yo tampoco — Admitio Blas rascandose la cabeza, temeroso del camino que tendrían que recorrer de ahora en adelante.
— Vamos a tener un hijo— Ajá
— Tampoco puedo creerlo.
— Estaremos bien, nosotros podemos — Tomo su mano y entrelazó sus dedos — Porque te amo.
Blas estaba conciente de que no iba hacer fácil acostumbrarse a su nueva vida, sin embargo, siempre fue un joven positivo y trabajador. Podría salir adelante si se lo proponía.
Después de un mes viviendo con los Otaño Blas sabía que no le agradaba a la señora Elena porque ella siempre pensó que su hijo se casaría con el hijo de su mejor amiga " el educado y lindo Juani", arremendo al mayor rodando los ojos. Blas no sabía de el hasta que llegó a casa de sus suegros. Elena siempre lo mencionaba diciendole lo perfecto que era.
Era tan cruel con el, bueno no tanto, podría simplemente correrlo y no lo hacía, pero el desprecio siempre estaba en el aire.
Cómo cuando la mujer ponía los platos en la mesa pero nunca le servía a el.
"Perdón se me olvidó" decía con una sonrisa, de esas sonrisas que decian que nunca rompían un plato.
O cuando lavaba la ropa de todos y olvidaba meter la de el a la lavadora.
O cuando cocinaba platillos con mayonesa pese a que le dijera que no le gustaba y tampoco dejaba meter sus manos a la cocina para hacerse algo.
“Nadie entra a mi cocina, entendiste"
O "Haz esto haz aquello, traeme esto, recoge esto, ve a comprar esto, lava esto"
Y no se sentía con el derecho de decir "no", esa no era su casa y no iba a imponer reglas.
Además, no era para tanto, o eso quería creer.
Lo peor es que estaba algo frustrado por falta de sexo, cuando su vientre creciera mas seguro seria imposible y Felipe a pesar de que seguía siendo cariñoso, ya no lo besaba con pasión, ni lo tocaba ni mordía sus labios cuando lo veía. Estaba tieso la mayor parte del tiempo y no de forma pervertida.
El fuego y la pasión de Felipe se habían apagado.
Se miro en el espejo y suspiro, estaba gordito de vientre, tenía ojeras y manchas,su cabello estaba mas seco de lo normal y su piel también, se quedó viendo su reflejo hasta que las lágrimas se acumularon en sus ojos.
— Estoy tan feo — Dramatizó frente al espejo.
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𝐄𝐥 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐬𝐚 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 ✰ 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒑𝒆 𝒙 𝑩𝒍𝒂𝒔
FanfictionFelipe y Blas se ven comprometidos a casarse por estar esperando un bebe. La respuesta mas fácil tendra sus consecuencias, Pero ellos tendrán que superarlas y aprender de ellas poco a poco. ✰ Adaptación. ✰Esta historia no es de mi autoría todos los...