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Felipe se alistó para ir a la escuela como todos los días entre semana

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Felipe se alistó para ir a la escuela como todos los días entre semana. Miro a Blas que seguía durmiendo, mientras más semanas pasaban Blas se veía mas cansado, los bebés parecían que lo consumian, estaba mas palido, delgado de piernas y brazos su pelo estaba cayendo cada vez más y el estaba demasiado asustado de qye enfermara, de que hubiera complicaciones en su embarazo.

— Te amo — Le dió un beso antes de salir de la habitación.

Sus días eran normales iba a la escuela en las mañanas, en las tardé trabajaba y llegaba a dormir con Blas por las noches. No era aburrido, aunque vivía bajo presión la mayor parte del tiempo aún se preguntaba como había acabado así.

El embarazo fue un error, el no quería ser padre, ni antes, ni ahora, no se sentia preparado, tenía mucho miedo de cagarla con sus hijos.

Hijos, no uno si no dos, si que estaba jodido a punto de hacerce en los pantalones, uno era un pequeño lío, dos era un desastre.

Más responsabilidades, más dinero que debía conseguir, más antojos de parte de Blas, mas de todo.

Ese día llegó a casa más tarde de lo normal y de nuevo Blas estaba histérico, inventando historias de inventando historias de engaño y traición.

Entonces Felipe tenía que abrazarlo, besarlo y darle una buena mamada y dejarlo dormir.

Ojalá Blas fuera más comprensible.

Sus energías se estaban esfumando, su cuerpo estaba cansado, pero sabia que Blas debia de estarlo un poco mas cansado, aunque no se sentía con el derecho de quejarse.

Dos días después estalló contra Blas.

— ¡Ya basta! — Le grito — !¿Crees que es fácil para mí?! Paso todo el día trabajando para conseguir dinero, para poder pagar tus consultas, tus antojos, tu ropa, mis padres hacen suficiente pagando la escuela ¡¿Que están haciendo tus padres por nosotros?! ¡NADA! ¡Y todavía tienes el descaro de molestarte porque llegó tarde!

Pensó que Blas lo gritaría, que Diría algo y eso era lo que esperaba y deseaba, contrario a todo lo que creyo, Blas solo se quedo cayado con los ojos bien abiertos y los labios apretados.

Después solo se acostó en la cama y se envolvió en las cálidas sabanas.

Si no la cagaba no era Felipe.

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𝐄𝐥 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐬𝐚 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞  ✰ 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒑𝒆 𝒙 𝑩𝒍𝒂𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora