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Felipe sabía que era un cobarde, y eso lo molestaba, en ningún momento habia tenido el valor de darle la cara a los padres de Blas, sin embargo cuando no lo vio regresar a su pareja a casa se preocupo mucho

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Felipe sabía que era un cobarde, y eso lo molestaba, en ningún momento habia tenido el valor de darle la cara a los padres de Blas, sin embargo cuando no lo vio regresar a su pareja a casa se preocupo mucho.

Ahora frente a la casa de Blas con nerviosismo tocó la puerta esperando tener una respuesta.

Minutos después, su peor pesadilla abrió la puerta.

— Oh...Pero mira a quien tenemos aquí — Se burlo Esteban — Cosita fea ~Has venido a ver a tus suegros.

— Señor Esteban — Felipe se rasco la nuca — Yo vine por mi esposo.

Estaban rechino los dientes y lo tomo por el cuello de la camisa.

— No me agradas niño.

— Lo siento mucho señor — Dijo el menor con los pies aún en el aire.

Esteban camino con el joven aún agarro por el cuello y lo lanzo al sillón.

Felipe rápidamente se puso de rodillas juntando sus manos.

— ¡Lo siento señor Esteban! — Dijo un poco alterado — Debí venir mucho tiempo antes, pero tuve miedo, aun así quiero decirle que quiero mucho a Blas, lo hare feliz a el y nuestro bebe.

— UMM no lo creo.

— ¡Oh Dios! Tiene que creerme, voy hacer muy feliz a Blas.

— Solo eres un niño feo — Esteban sentado con piernas y brazos cruzados chequeo la lengua — Cien lagartijas.

— ¿Perdón señor? — Pregunto intrigado el menor.

— Que hagas cien lagartijas, demuéstrame que eres hombre.

— ¡Oh Dios! Ya embarace a Blas ¿Que mas prueba quiere?

— ¡Tu, mocoso! ¡Doscientas lagartijas  ahora o no haré que Blas salgo de aquí!

— ¡Si señor! Uno...Dos...Tres...se me acaba el aire señor.

— ¡Continua!

Esteban suspiro con los brazos temblando.

— Cie...~ — Se dejó caer al piso — Ya no puedo mas.

Blas y Francisco que observaban todo desde que Felipe había llegado a las veinte lagartijas, sintieron divertidos.

— ¡Te faltan cien más mocoso!

— Padre por favor, ya no puede — Blas intervino — Dejalo descansar, dormiremos aqui por está noche.

— El en el sillón.

Blas asintió, Pero una cosa es decirlo y otra hacerlo, por lo que en medio de la noche invito al mayor a su habitación en dónde durmieron abrazados toda la noche.

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𝐄𝐥 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐬𝐚 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞  ✰ 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒑𝒆 𝒙 𝑩𝒍𝒂𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora