John.
Su cara está llena de emociones, no dice nada, solo se queda allí en silencio pensando.
Las cosas entre Colleen y yo cada vez son mas raras, hago cosas de las que después me arrepiento, como por ejemplo anoche tome su mano, ¿en que estaba pensando? Ósea es Colleen, una chica que no sabe la definición de amor, lo que mas me sorprendió es que ella dejo que yo la tomase, me correspondió, mi corazón dio un vuelco al ver que ella quería tener su mano junto a la mía, incluso pude ver que estaba decepcionada cuando me pare del mueble y separe nuestras manos.
Luego de eso, la hice ponerse mi ropa, al verla esta mañana no me arrepiento de haberlo hecho, luce hermosa. Ahora le estoy exigiendo que me cuide toda la semana.
¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?
Puedo cuidar de mi mismo, pero por alguna razón quiero que ella este conmigo durante toda la semana, la quiero tener cerca.
-Bueno chicos, yo me voy. –Dice mi madre parándose de la mesa. –Tengo unas cuantas cosas por hacer, es mejor que me ponga en marcha de una vez, que tengan una linda semana.
-Adiós Sra. Mamá de John. –Dice Colleen.
-Adiós querida, cuida bien de mi principito.
-Con gusto. –Responde Colleen.
-Y tu. –Dice señalándome. –No abuses de la pobre Colleen.
-Ok má.
-Bueno adiós. –Dice y desaparece de la cocina.
Allí estamos de nuevo, Colleen y yo, solos mirándonos sin decir nada, simplemente allí.
Colleen.
No estamos diciendo ninguna palabra pero con nuestras miradas decimos muchas.
-Tengo hambre. –Digo.
-Preparare unos sándwiches. –Me responde el.
Se levanta y comienza a sacar todo de la nevera, ni el, ni yo decimos algo, el trabaja en silencio, está usando unos pantalones de pijama de Batman, y una camisa negra, es inmaduro pero se ve sexy.
Ay estoy otra vez, viendo a John como un chico ''Sexy''.
Agarro mi teléfono y le tomo fotos sin que se de cuenta, quiero guardar este momento, quiero recordarlo siempre.
''Colleen, ¿Qué te pasa? ¿Qué estas haciendo? Concéntrate Colleen'' –Grita mi conciencia.
''Cállate conciencia, necesito disfrutar de este momento'' –Le respondo.
Ahora si me volví loca, discutiendo con mi conciencia, esfumo los pensamientos y continuo viendo a John.
El termina los dos sándwiches y se sienta frente a mi.
Comenzamos a comer en silencio, ambos devoramos nuestros sándwiches sin decir nada, los sándwiches están demasiado buenos, para chuparse los dedos.
El limpia su boca con la servilleta, toma una postura firme, me ve directamente a los ojos, eso no indica nada bueno.
-¿Porqué lo hiciste? –Pregunta.
-¿Hice que?
-Besarme.
La pregunta me atrapa de sorpresa, ¿le debería decir la verdad? ¿Qué gano mintiéndole? Le diore la verdad. Tomo aire y me preparo para contarle.
-Lo hice porque Stephen me vio entrar al restaurante, al verte sentado con Suzanne, tuve que hacerlo, si Stephen entraba y te veía sentado con Suzanne sabría que todo era una mentira.
-Oh... -Dice. En su tono hay decepción, ¿Por qué está decepcionado de mi respuesta.
El silencio reina entre nosotros, no seré yo la que rompa este silencio.
-¿Lo harías de nuevo? –Pregunta.
El cosquilleo ha vuelto, se lo que quiere decir, pero lo quiero escuchar de su boca.
-¿Qué cosa?
-Besarme.
¡Ay dios mio!
¿Qué le digo? ¿Si? ¿No? No se que responder.
-No. –Respondo.
-¿No? –Pregunta confuso.
-No te volvería a besar.
-Y si yo te beso, ¿me corresponderías?
AY DIOS MIO.
-No. –Respondo.
Todo pasa muy rápido, de un momento a otro su cara de está delante de la mía, está a punto de besarme, me va a besar, me está besando.
¿Te está besando?
Si, me está besando.
Y yo... Yo le estoy correspondiendo el beso, yo lo estoy besando.
El corta el beso y me ve con una sonrisa victoriosa.
-¿Qué decías?
-Ay cállate John. –Digo tomando su cara y besándolo.
Sí, lo estaba besando.
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