Emma Anderson, una doctora cuyo mayor anhelo es casarse con el amor de su vida, ve su mundo transformarse por completo cuando su ser querido le frustra ese sueño. Y, como si eso no fuera suficiente, una noche común y corriente, el destino la desafía...
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El "te quiero" de Anayla todavía resonaba en mi mente, ya habían pasado dos días y aún lo seguía escuchando claramente. Quizás fue la intensidad del momento y ni siquiera sabía lo que había dicho. Por otro lado, ella parecía completamente normal; creo que soy la única afectada. Nunca le expresé a Víctor en persona que lo quería, nunca se lo dije cara a cara. Tampoco le mencioné nunca que lo amaba, siempre le decía "te quiero" por mensaje o llamada.
Quizás por miedo, por inseguridad, o simplemente porque las palabras se me atascaban en la garganta cuando lo tenía frente a mí. Ahora, mirando hacia atrás, me doy cuenta de cuánto deseaba haber tenido el valor de decirle lo que realmente sentía. Sin embargo, no por él, sino porque simplemente no sé cómo expresarlo. ¿Como miro a Anayla a los ojos y le digo ''te quiero''?
Lo siento, por supuesto que lo siento. Simplemente las palabras sé que me quedan atascadas y no sé cómo dejarlas salir.
—¿Está todo bien? —la voz de Anayla me saca de mis pensamientos.
Ambas nos estamos alistando para ir a un bar al que Aurora nos ha invitado. Nos recogerán a las 9 de la noche. Hace mucho tiempo que no voy a un bar. Siempre le comento a Isa que ese tipo de eventos ya no son para nosotras, que preferimos tomar té. Sin embargo, Anayla y Aurora son jóvenes, y parece que ambas tienen un espíritu bailarín en la sangre.
Isa siempre se ríe cuando le digo eso y me responde que no soy tan vieja para disfrutar de una buena salida nocturna. Esta noche, decidimos darle una oportunidad y ver si aún podemos seguir el ritmo de las más jóvenes.
—Pensaba en ti.—respondo. Se ruboriza al instante.
—¿En mí? ¿teniéndome frente a ti? ¿sucede algo? —sonrío, a veces se me hacia un poco gracioso, como me lanzaba una pregunta tras otra.
—Tranquila. —me acerco a ella y tomo sus manos. —Pensaba en...—la miro directamente a los ojos.
—Tranquila.—se burla, le lanzo una mirada de fastidio. —Te pregunte si sucedía algo, no te pregunte en que piensas, solo quiero saber si estás bien, es todo.
Suspiro.
—En ese caso, estoy bien, no pensaba nada malo ¿Sí? —ella me mira con ternura. —Espero de verdad que la pasemos increíble hoy, te advierto que no se bailar. Aunque, creo que puedes bailar con Aurora, si ella quiere.
—Claro. —sonríe. —Creo que es para salir de la rutina y así...Bien podemos bailar o no.
—Que yo no sepa bailar no quiere decir que tampoco lo harás, normalmente cuando iba con Isa, solo nos manteníamos en la barra bebiendo. Creo que muy poco bailamos y solo canciones románticas ya sabes...O sea, antes.
—¿Bailabas con hombres? —asiento. —Ahora ya no lo harás más.
Sube una mano hasta mi mejilla, me hala hacia ella y comienza a besarme. Con una de mis manos rodeo su cintura y le sigo el paso. Necesito parar este beso, ya perdí la cuenta de cuantas veces lo hicimos hoy. El tiempo es bastante limitado. Y como siempre, Anayla parece leerme el pensamiento se separa de mí y deja un pequeño beso en la punta de mi nariz.
