Capitulo 42.

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Doy dos pasos hacia atrás y me coloco una mano en el pecho al sentir cómo mi corazón se quiebra en mil pedazos

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Doy dos pasos hacia atrás y me coloco una mano en el pecho al sentir cómo mi corazón se quiebra en mil pedazos.

Intento tomar las manos de Anayla, pero ella da un paso atrás, distanciándose de mí. Dirijo mi mirada hacia Aurora, quien simplemente baja la cabeza, y luego a Melanie. 

Sus ojos se llenan de lágrimas, aunque no dice ninguna palabra. Un hombre se acerca rápidamente y comienza a examinar a Anayla. Mientras tanto, Melanie sigue limpiando las heridas de Anayla, ignorando por completo lo que acaba de suceder.

—¿Recuerdas tu nombre? —pregunta Melanie a Anayla, ella asiente. —Me lo dices, todo lo que sabes de ti, por favor.

—Soy Anayla Oviedo, tengo veinticinco años, vivo en Winkler. Y eres mi exnovia.

No puede ser.

Melanie me observa, sus ojos reflejan una profunda tristeza. Coloco una mano sobre mi boca para sofocar mi llanto. No puedo creer que ella no recuerde que tiene veintisiete años y no veinticinco como dice. No puede ser que Aurora no esté feliz de verme. No puede ser que Valentina se haya alejado de mí. 

Esto no puede estar sucediendo. Cierro los ojos y dejo caer una lágrima, esperando que al abrirlos alguien me diga: "Tranquila, solo fue una pesadilla".

Pero al abrir los ojos, todo sigue igual. 

De repente, Anayla me observa y su mirada se vuelve más suave; reconozco esa expresión, es solo compasión por verme así. 

No es la Anayla que solía conocer, no es la misma Anayla que pintó nuestra casa, ni la que cuidó de nuestro jardín. Ella ya no es la Anayla de la que me enamoré.

Trato de recordar los momentos en los que reíamos juntas, pero ahora esos recuerdos parecen fantasmas, sombras de lo que alguna vez fue.

Los minutos transcurren mientras permanezco de pie, observando a los profesionales en acción, asistiendo a Aurora y a Anayla. El equipo de Valentina sigue en el lugar, al igual que Baker. Al mirar a mi alrededor, noto que la gente de Valentina me observa, como si estuvieran esperando instrucciones de mi parte.

De repente, Aurora agarra la mano de Anayla y le da un suave apretón mientras le sonríe. Anayla le devuelve la sonrisa, esa misma sonrisa que me regaló a mí durante tantos meses, y en ese momento siento que no puedo más. Miro al señor Ben, quien me observa con tristeza, camino hacia él, lo abrazo y me permito llorar.

—Las perdí a ambas. —lloro desconsoladamente—. Ella no es mi Anayla, no me recuerda ¿qué voy a hacer? Valentina se ha ido. Esto no es lo que espere. 

—Lo siento mucho, señorita Anderson. —me acaricia suavemente la espalda—. Encontraremos la manera de traerlas de vuelta a ambas.

Veo a Baker acercarse a las chicas y, rápidamente, me limpio la mejilla. Me alejo del señor Ben y me dirijo hacia él hasta que llego a su lado. Saco mi arma y le apunto con ella. Observo de reojo y veo como todos sacan sus armas, unos apuntando a Baker, otros a mí.

¿QUIÉN ERES TÚ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora