Capitulo 38.

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Valentina está tan cerca de mí que puedo sentir su aliento cálido rozar mis labios

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Valentina está tan cerca de mí que puedo sentir su aliento cálido rozar mis labios. No se ha movido ni se ha alejado. Simplemente permanece quieta, observando mis ojos y luego mis labios.

Su mirada es intensa, casi hipnotizante. 

El latido de mi corazón se acelera y de pronto siento que estoy haciendo mal por dejarla seguir. Rápidamente me doy cuenta de que estoy conteniendo la respiración y un suspiro se me escapa. Su mano libre viaja desde mi mejilla hasta mi nuca.

 Finalmente, rompo el silencio con una suave risa nerviosa y el sonido de mi voz. 

—Valentina... —susurro. —¿Qué piensas hacer? 

—¿Qué piensas que hare, Emma Anderson? —pregunta, sus ojos brillando con curiosidad. 

—Pienso... —empiezo a decir, pero mis palabras se quedan atrapadas en mi garganta. 

Valentina se inclina un poco hacia mí, y cierro los ojos mientras contengo la respiración. En el instante en que sus labios rozan los míos, coloco una de mis manos en su pecho para detener su avance. Sin ser brusca, tomo sus manos y las alejo de mi rostro y mi cintura.

—Valentina, no es el momento adecuado. —susurro sin mirarla. —¿Podemos seguir con el entrenamiento? 

Valentina me toma del mentón, alzando un poco mi cara, para mirarme a los ojos. Cuando lo hago ella asiente con una sonrisa en su rostro. 

—Primero, procederé a atender ese corte, Emma Anderson. Aunque no estoy segura de cómo te voy a compensar lo que hice, encontraré una solución. —se aleja de mí y, en ese momento, siento que puedo respirar con más libertad. —Ven. —me extiende la mano. —Vamos a la sala.

Sigo a Valentina en silencio; sus intenciones fueron evidentes y sé que lo iba a hacer. 

¿Cree que puede besarme con Anayla desaparecida? ¿Pensó que la dejaría avanzar? De ninguna manera. No le haría eso a Anayla, y mucho menos con Valentina. 

¿En qué momento comenzó a interesarse por mí de esa forma? En algún momento pensé que su trato se debía a que tal vez Anayla le pidió que me cuidara, pero ¿acaso también le solicitó que intentara besarme? 

Su atrevimiento no me incomoda, solo me despierta una gran curiosidad por saber el motivo. ¿No se supone que ella también ama a Anayla?

—Siéntate, por favor, vuelvo enseguida. —Valentina me señala los sofás y me siento en el primero. 

¿Qué iba a hacer? Dios. No, no, no. Necesito hablar con ella. ¿Pero qué le diré? ¿Realmente me incomodó lo que hizo? 

Todo esto es por Anayla; dejé mi antigua rutina por ella. Estoy aquí actuando como justiciera por mi Anayla y Aurora. No, esto está mal. No puedo permitir que esto se repita. 

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