Emma Anderson, una doctora cuyo mayor anhelo es casarse con el amor de su vida, ve su mundo transformarse por completo cuando su ser querido le frustra ese sueño. Y, como si eso no fuera suficiente, una noche común y corriente, el destino la desafía...
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Valentina me mira atenta mientras intento explicarle porque no es buena idea que colabore con ella. Que ella se muestre como una persona buena frente a mí, no me garantiza que lo sea. Para Baker ella no es una buena persona. A la primera oportunidad que tenga la atrapara. Baker me vigila 24/7 y de ninguna manera creerá que yo volveré al hospital a trabajar, menos con Anayla desaparecida.
Mientras le hablo, ella frunce el ceño, su expresión se vuelve seria de repente, luego me mira con sorpresa y asiente. Le describo el tiempo que Anayla estuvo conmigo, omitiendo por completo detalles que no son relevantes para ella.
Después, me sorprende cuando ella me revela que el día que Anayla se fue, lo hizo por voluntad propia. No me explicó las razones, ya que según ella eso es un asunto de Anayla. También me cuenta que ella y Anayla comenzaron una relación, lo cual me sorprende, pero de alguna manera no me causa incomodidad ni dolor.
Comenzamos a debatir en el momento en que ella menciona que el mes en que tuvo a Anayla fue el mejor de los últimos cinco años, y yo le digo que no estoy de acuerdo. Los meses en que Anayla estuvo conmigo fueron los mejores. Levantamos la voz, pero cuando su chofer comienza a reír, ambas nos miramos y nos avergonzamos al instante.
—Emma Anderson, no quiero sonar como una persona sin educación o valores, pero ¿Que carajos estás diciendo? —frunce el ceño. —¿Anayla no recuerda el tiempo que estuvo conmigo?
Me alzo de hombros.
—Aparentemente no recuerda dos meses de su vida. —respondo con sinceridad. —Quizá recuerda el mes que estuvo contigo y lo omitió para no darme detalles, decirme que eres su novia.
—No creo. —se pierde en sus pensamientos. —Creo que Víctor la torturó, es algo que hacen los Menard, Emma Anderson. Los presionan, los obligan a permanecer despiertos, si se duermen los golpean o les arrojan agua en la cara. Víctor especialmente pone a la persona en una especie de ruleta y la hace girar hasta que la persona vomite. No los alimenta, los electrocuta....
—Ya no digas más. —la interrumpo. —De solo pensar que están haciendo eso con Aurora o con Anayla, siento mi corazón romperse.
—Tranquila, mi preciada joya. —me sonríe. —Estoy segura de que Víctor me entregara a Anayla en una pieza.
—Y a Aurora. —la miro, no responde. —Valentina, yo no puedo ayudarte, te expliqué las razones. Necesito recuperar a ambas, y solo si acaso yo pudiera ayudarte mi condición es recuperar a ambas o a ninguna. Si me traicionas Anayla lo sabrá y eso no te dejará en una buena posición con ella.
—Chantaje. —le hace un gesto a su chofer, el baja la velocidad y enciende las intermitentes.
Miro por la ventana, algo que no había hecho en varios minutos. Observo cómo el chofer de Valentina estaciona frente a un restaurante, pequeño pero elegante, con un par de autos aparcados afuera. Aparenta ser un lugar tranquilo, sin embargo, soy consciente de que nos encontramos lejos de la ciudad, incluso bastante distante de mi casa.
