Emma Anderson, una doctora cuyo mayor anhelo es casarse con el amor de su vida, ve su mundo transformarse por completo cuando su ser querido le frustra ese sueño. Y, como si eso no fuera suficiente, una noche común y corriente, el destino la desafía...
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Miro con atención a Isa, quien me comenta que Anayla y Aurora no corren peligro, ya que cuentan con la protección del estado y de todo Canadá. También me menciona que Baker ha estado rastreando a Víctor, y aún persiste en su obsesión por desmantelar ese grupo. Lo que Valentina me enseñó es que nunca se acaba con una organización delictiva. Sin embargo, parece que su interés por Víctor es algo personal.
Isa me cuenta que Melanie le ha mencionado que Anayla pregunta por mí casi a diario y tiene mucha curiosidad por conocerme. Por otro lado, Aurora no le ha dicho nada sobre mí. Según el especialista, es mejor que recupere su memoria poco a poco a través de las actividades que solía realizar, pero no ha habido un gran avance, ya que incluso Anayla no recuerda a Aurora. Solo sabe de ella porque estuvo con ella en el lugar donde Víctor la tenía.
—Entiendo perfectamente cómo te sientes, Emma. Esa noche en que Anayla eligió a Aurora en lugar de ti para regresar a Canadá— murmura Isa, niego con la cabeza—. Pero debes comprender que Anayla fue quien más sufrió en esta situación; no lo hizo con la intención de lastimarte. Créeme, si ella te recordara, estoy segura de que no se habría ido. Solo buscó protegerte durante todo el tiempo que estuvo a tu lado.
—Lo sé, pero a veces es difícil aceptar que alguien a quien amas tanto tome decisiones que te hieren. Siempre pensé que lo nuestro podría superar cualquier obstáculo, pero ahora... ahora no estoy tan segura.
—Ella no te recuerda, Emma; le llevará tiempo, e incluso se piensa que podría no recuperar la memoria. Lo que puedes hacer es visitarla en Winkler, intentar ser persuasiva sin ejercer presión, y buscar que ella recuerde. Alternativamente, podrías conquistarla desde cero. A veces, es necesario hacer sacrificios, Emma, pero si tu corazón no comprende y no tienes claridad sobre lo que sientes por Valentina, es fundamental que ordenes tus sentimientos.
—¿Qué ha dicho Anayla? —preguntó—. ¿Quiere venir? ¿Desea que yo vaya? ¿Qué te comentó Melanie?
—Ella no puede salir del país, Emma. Es fundamental que tú vayas. Sé que estás pasando por un momento difícil y que la ausencia de Valentina te afecta, pero es importante que ordenes tus sentimientos. ¿Deseas estar con Anayla? ¿O prefieres estar con Valentina? No puedes pasar toda tu vida sumergiéndote en el alcohol y en comportamientos autodestructivos. ¿Cuándo planeas regresar al hospital?
Le hago un gesto a Isa para que me siga a la sala y ella lo hace. Nos sentamos en uno de los sofás y me llevo las manos al pecho. Es momento de desahogarme con Isa, es mi mejor amiga y yo también necesito ser escuchada por alguien más que no sea Ben.
—Estoy colaborando con el grupo de Valentina y entreno con Ben, quien solía ser su chofer. No te preocupes —tomo una de sus manos—. Estoy trabajando como doctora para ellos, aunque también es cierto que estoy recibiendo entrenamiento por parte de él; me enseña a manejar armas y técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Todo lo que Valentina sabe, él también me lo ha enseñado. Después —suspiro y me recargo en el sofá—, voy a casa de Valentina, donde tiene unos caballos preciosos. Paseo con ellos y luego espero hasta el atardecer para ver si regresa, pero nunca vuelve.
