Emma Anderson, una doctora cuyo mayor anhelo es casarse con el amor de su vida, ve su mundo transformarse por completo cuando su ser querido le frustra ese sueño. Y, como si eso no fuera suficiente, una noche común y corriente, el destino la desafía...
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Me quedo sin palabras ante lo que dice Valentina. ¿Cómo consiguió mi número de teléfono? ¿Por qué me llama de la nada? Baker tiene micrófonos y cámaras por toda la casa.
—Doctora...—Valentina insiste—Entiendo que no quiera hablar, pero su silencio me resulta muy incómodo. Sé que Baker tiene micrófonos por toda su casa, tal vez debería venir aquí para conversar un poco. —no respondo. —Sé que solo son cuatro dentro de esa casa. Mi querida Melanie Levesque, su querida amiga Isabella Rangel. —escucharla decir el apellido de Marco me hace hervir la sangre. —Royser Baker y mi más preciada joya, Emma Anderson.
—¿Me lo dices con apellido para dejar en claro el poder que tienes? —pregunto en un susurro. —¿Que te hace pensar que no voy a gritar? —amenazo.
—Le daré unos minutos para que su voz sea amable y actúe con total naturalidad, como si yo fuera alguien del hospital en el que no trabaja hace unos meses. —La observo a lo lejos, analizando la situación. —Uno... dos...—comienza a contar. —Dos y medio. ¡Bum! —su grito me hace sobresaltarme, miro hacia la casa y veo a Baker sentado en el sofá observándome fijamente. —Somos muchos.
—Doctor Varela. —digo, miro hacia la casa y le sonrío a Baker. —Verá...No sé si sea posible que nos veamos hoy, aun no sé si sea buena idea... —me aclaro la garganta, mierda ¿por qué dije eso? —Estoy con mis amigos...
—Tienes cinco minutos para convencer a tus amigos de que tienes una emergencia en el hospital. Y solo porque eres hermosa, te concedo cinco minutos más para que llegues a la autopista. No me importa cómo lo hagas ni qué vayas a decir, no me interesa. A diferencia tuya, no estoy tomándome un año sabático, así que apresúrate, Emma. —dice, y cuelga la llamada.
Me quedo mirando el teléfono de casa durante unos segundos. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Cómo salir sin que Baker me ponga un rastreador para asegurarse de que estoy en el hospital? Observo a Valentina caminar hacia una de las camionetas. Se detiene en la puerta, me echa un último vistazo antes de subir. ¿Cómo se arriesga tanto viniendo aquí?
Me sorprende la valentía que tiene. No olvido que sigue siendo una niña igual que Anayla. Jamás hubiera podido con tanto como ella, pero no puedo admirar a una persona que asesinó al esposo de mi mejor amiga.
Doy un paso al frente y coloco mis manos en la barandilla del balcón, mientras veo como se aleja cada vez más, tengo cinco minutos para convencer a Baker y cinco minutos para llegar a la autopista. Valentina está demente, nadie puede llegar en cinco minutos a la autopista.
¿Puedo confiar en Baker después de que me iba a usar como carnada? ¿Qué gano si le digo que fue Valentina quien me llamó? Lo más importante, ¿para qué me quiere Valentina con ella? ¿Qué puedo hacer yo?
Su plan debe ser el mismo que Baker: hacer un intercambio, y no me importaría hacerlo por Anayla. No me importa si ahora yo vivo presa de Víctor Menard para que ella obtenga su libertad, pero yo no soy tan importante para Víctor como todos creen. ¿Por qué creen eso?
