ᴋɪʜʏᴜɴ's ᴘᴏᴠ
No había shock en la cara de Oso, ¿pero una combinación de diversión mezclada con frustración, quizás?Cada vez que abría la boca, el tipo se exasperaba, pero de alguna manera lo encontraba caliente.
Al menos, asumía que lo encontraba caliente.
Sus acciones de ayer, de rodillas, me lo habían demostrado.—Eso debería hacerme salir por la puerta —dijo Oso.
—¿Entonces por qué no lo haces?
Oso miró hacia abajo a la botella de cerveza que rodaba entre sus manos.
—No lo sé. Realmente no lo sé.
—Puedo ayudarte con eso.
Levantó su cabeza, una línea formándose entre sus cejas.
—¿Me has descifrado?—Replicó con un gesto sarcástico
—Fácil. Siempre has jugado según las reglas, y ahora quieres romper algunas.
Oso resopló y sacudió la cabeza.
—¿Y asumes que voy a romperlas contigo?
—Bueno, ayer tu boca estaba en mi polla...
—Jesús. —Oso miró a su alrededor, buscando si alguien estaba escuchando.
Noticia de última hora: no lo hacían.
—¿Puedo preguntarte algo, Oso?
—Tengo el presentimiento que lo lamentaré si digo que sí.
Me incliné hacia adelante, no para bajar la voz, sino para leer mejor su respuesta.
—Dejando de lado mi encantadora personalidad, ¿me ves recibiendo mierda de alguien?
Oso frunció el ceño.
—¿Qué?
—En APCAN. ¿He conseguido el extremo corto del palo de alguna manera? ¿Algún odio de nuestros instructores? ¿Qué hay de los otros aprendices?
—No. ¿De qué estás hablando...?
—Soy gay. —Mientras Oso se sentaba allí tratando de juntar las piezas para llegar a la declaración obvia, dije—: Soy gay, y a nadie le importa un carajo. Así que, ¿adivina qué? A ellos tampoco les importaría un carajo si tú lo eres.
Me miró fijamente, sin pestañear, y luego se movió en su asiento.—Es diferente...
—¿Por? ¿Por qué eres tan especial?
Los ojos oscuros de Oso se volvieron helados.
—Sabes por qué será diferente. Mi padre haría de mi vida allí un infierno. No todo el mundo puede ser tan poco susceptible como tú a todo. Tengo que ser inteligente aquí. —Apartó su cerveza y se puso de pie—. ¿Sabes qué? Esto fue una mala idea...
—Espera. —Me agarré de su muñeca antes que pudiera alejarse y me levanté para que estuviéramos casi a la par—. Lo siento. Sólo estoy tratando de ayudar.
Con un suspiro, Oso miró hacia abajo a la sujeción que tenía sobre él, y mientras parecía estar debatiendo si quedarse, le tiré de nuevo a la mesa.
—Vamos. Sólo la cena. Lo dejaré en paz.
Oso asintió brevemente y luego se deslizó de nuevo a la cabin amientras yo hacía lo mismo. Hice un gesto para que me dieran otra ronda decervezas y terminé la primera.
¿Por qué siempre tenía que entrometerme e interferir cuando claramente no era lo que los demás querían? No podía evitarlo. Era como si mi boca tuviera mente propia, y no había una maldita cosa que pudiera hacer para detenerla.
Pero por Oso, por esta noche, lo intentaría.
—Aprecio que quieras ayudar —dijo—. Pero no tengo elección ahora mismo.
Todo lo que podía hacer era morderme la lengua, porque por supuesto él tenía una opción: no obtener los resultados que quería.
Pero esta noche no era el momento de profundizar en todos esos temas.
Era el momento de volver a encender el interruptor hacia la verdadera razón por la que le pedí que viniera aquí en primer lugar.—Está un poco abotonado esta noche, Teniente Son—le dije,volviendo al tono sensual que le decía exactamente adónde quería ir—. Tal vez un par de esos podrían, no sé, desprenderse.
Oso miró su camisa y luego volvió a mí, y la frustración de hace unos segundos se desvaneció, una emoción más ligera ahora llenaba esos ojos café suyos.
—Sólo desprenderse, ¿eh?
—O, ya sabes, podría arrancarlos. —La boca de Oso se curvó cuandobajé los ojos a los botones de su camisa—. ¿Te gusta esa idea? ¿Qué yo te arranque la camisa?
Oso se llevó la cerveza a los labios.
—No la odio.
Cogí una patata frita y un poco de salsa.
—Me aseguraré de tenerlo en cuenta, ya sabes, para más tarde.
—¿Más tarde?
Me tragué mi bocado y luego me incliné hacia adelante, mis ojos se fijaron en los de Oso para que no perdiera el sentido cuando le dije:—A menos, claro, que ya no tengas hambre...
Los ojos de Oso se entrecerraron, y la intensidad de esa mirada fue tan potente que tuve que meter la mano entre las piernas para reajustarme. No había dicho una palabra y mi polla se sintió como si la hubiera envuelto con sus dedos y me hubiera dado un buen y largo toque.
—Oh, estoy hambriento.
Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.
Cuando Oso se ponía así, como la primera noche que nos conocimos, tenía suerte si podía formar una frase coherente. Era como si se hubiera encendido un interruptor y todas sus preocupaciones se hubieran desvanecido, y adoptara esa actitud arrogante que le venía tan bien.
—¿Lo estás? —Me las arreglé, aunque cómo, no tenía ni idea, ya que toda la sangre de mi cabeza se había ido al sur.
—Lo estoy. Pero no por nada de este menú.
Me incliné hacia atrás en la cabina y me encogí de hombros. Me lamí los labios repentinamente secos, y cuando los ojos de Oso siguieron el camino, me quejé.
—¿Hablas en serio ahora mismo?
La expresión de su cara dejaba pocas dudas de que hablaba en serio. Sus labios estaban tensos, sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas, y había un ligero movimiento en su mandíbula. Todo indicaba que estaba tan nervioso como yo lo estaba de repente.
—¿No te parezco serio?
—Suenas como si te ofrecieras a comerme, así que si eso no es lo que hay en la mesa, tienes que dejar de provocarme ahora mismo, joder.
La sonrisa pecaminosa que curvaba la boca de Oso era algo sacado de cada puta fantasía que había tenido con él. Era arrogante como el infierno,y cuando maldije en voz baja, él se rió.
—Hmm, y yo que pensaba que habías dicho que no te gustaban las cosas fáciles.
Eso fue todo. Salí de la cabina y, al ponerme de pie, no me molesté en tratar de ocultar lo que me había hecho, y me alegró ver que Oso no se molestó en fingir que no miraba.
Tiré un par de billetes sobre la mesa y luego me incliné hasta que mi boca se encontraba a pocos centímetros de la suya.—No lo hago. Me gustan bonitos y duros. Exactamente como me tienes ahora mismo. —Los ojos de Oso se encendieron cuando miré su regazo—. Hay un hotel en el extremo norte de Boundary. Cuando creas que puedes salir de aquí, ven a verme allí.
Me enderecé, a punto de irme cuando Oso me agarró la mano.
—¿Qué te hace pensar que estaré allí?Sonreí mientras liberaba mi mano.
—Porque, al igual que yo, no puedes mantenerte alejado.
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Pilotos《•Showki•》
FanficDonde SH y KH compiten por ser el mejor, pero las cosas se salen un poco de control al conocerse el uno al otro. Con tanta pasión, ¿quién podrá salir victorioso?