ᴋɪʜʏᴜɴ's ᴘᴏᴠ
Maldije mientras empujaba mi moto más fuerte, más rápido, tratando de recuperar el terreno que había perdido cuando Oso había tomado la acera para pasar el tráfico.
Estaba de humor para jugar y ganar, pero yo no me rendiría tan fácilmente.
No había hecho nada ilegal en el salto, pero el no seguir las reglas al pie de la letra obviamente lo irritó lo suficiente como para que fuera o bien ponerse a pelear en la base delante de todos, o bien encontrar otra forma de lidiar con la agresión reprimida.
Podría haber pensado en una forma mejor, personalmente, pero no habría implicado ropa y algo más que nuestras motos entre los muslos.
Más adelante, Oso recorrió los coches con una facilidad increíble por la velocidad a la que iba, y si no me estuviera pateando el culo, casi habría sonreído. Para alguien que se preocupaba tanto por las reglas, seguro que no estaba tan interesado en seguirlas ahora mismo.
El tráfico de la playa era una molestia, y cuando Oso atravesó una luz amarilla y se puso roja antes que yo llegara, me desvié hacia la acera como él lo había hecho.
Allí.
Me estaba acercando ahora, pero necesitaba hacer algunas maniobras serias si quería ganar esta cosa. Y no me gustaba perder. Me las arreglé para atrapar su estela, y lo supe en el momento en que me vio en sus espejos, porque me mostró un dedo.Tan enojado, pensé, mis labios se curvaron. Enojado significaba apasionado, y eso era algo con lo que podía trabajar.
Continuó bloqueándome a cada paso, aumentando mi frustración.
No estábamos lejos del final, y no tenía mucho tiempo para ganar esto.
Si fuera un imbécil con ganas de morir, le habría dado un golpe en la rueda trasera para que saliera en espiral. El único problema con ese plan es que probablemente también acabaría entre los restos y mi idea de derribar a Oso no incluía escayolas, sólo una cama.
O un mostrador. O una pared.
No era exigente.Fingí ir a la derecha para poder moverme alrededor de él a la izquierda, pero Oso no mordió el anzuelo. Inquebrantable, mantuvo su ventaja en la recta final, y luego se desvió hacia la playa.
La arena se esparció por toda su estela, obligándome a moverme a un lado, evitando por poco los enormes muros de roca en este extremo de la playa.
Nadie solía bajar a los acantilados, no con la fuerte resaca en el agua o las rocas que arrojaban sombras cuando intentaban broncearse.
Era el lugar perfecto para terminar esta cosa, y mientras me curvaba alrededor de una de las formaciones, me desquité con Oso.
Sólo un poco más lejos, un poco más de potencia, y...Como si hubiera ahorrado una descarga de adrenalina a su motor para este momento, Oso se lanzó hacia adelante, volando hasta la línea de meta.
Joder. Al diablo con eso, al diablo conmigo, y al diablo con su moto cargada de esteroides.
Mientras disminuía la velocidad para detenerme, Oso saltó de su moto, arrancándose el casco, y me tomó menos de dos segundos hacer lo mismo. Aceché a través de la arena, el agua chocando contra las rocas no muy lejos de nosotros, y le metí el dedo en el pecho.—¿Estás bromeando con lo de montar en la acera? Dudo que eso estuviera en tu libro de reglas.
El fuego ardía en los ojos de Oso, caliente y triunfante.
—Te dije que tiraras el libro de reglas.
—No me di cuenta de que sabías como hacerlo.
Oso dio un paso adelante, empujándome hacia atrás.
—Así que ahora sabes cómo se siente, ¿verdad? ¿Cuando alguien no sigue las reglas? —Su voz era baja y ronca, y podía sentir mi polla moviéndose—. Hace que quieras patearme el culo, ¿verdad?
—No estaba pensando en patear. Estaba pensando mas bien... en follar.
Oso avanzó los dos pasos que necesitaba hasta que su pecho estuvo contra el mío.
—¿Eso es todo en lo que piensas?
No me iba a echar atrás, incliné mi barbilla hacia arriba.
—Cuando se trata de ti, sí, más o menos. Además, estuve observando tu trasero durante los últimos treinta kilómetros, y debo decir que cuando te inclinaste...
Oso me agarró la barbilla, deteniendo mis palabras. Sus ojos se clavaron en los míos, incluso cuando sus dedos se incrustaron en mi piel, y su agresión aumentó mi necesidad de empujarlo un poco más.
—Vamos, no te detengas ahí —dije—. Las cosas se estaban poniendo interesantes.
Oso dio un paso adelante, haciéndome retroceder, y cuando mi pie se hundió en la arena, haciéndome tropezar un poco, sonrió y siguió avanzando hasta que los dos estuvimos entre dos formaciones rocosas masivas que las olas habían tallado a lo largo de los años.
Fuera del público. Fuera de la vista. Estábamos escondidos al cien por cien, y cuando mi espalda se topó con la superficie irregular detrás de mí, Oso se detuvo, dejó caer su mano y dijo:
—Desabróchate los putos vaqueros.
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Pilotos《•Showki•》
Hayran KurguDonde SH y KH compiten por ser el mejor, pero las cosas se salen un poco de control al conocerse el uno al otro. Con tanta pasión, ¿quién podrá salir victorioso?