Jungkook es el idol más famoso y deseado del momento, pero también el más arrogante e intratable, enloqueciendo al staff de su agencia como a su manager, y para empeorar la situación, adicto al sexo y a las fiestas.
Jimin es un inexperto e ingenuo e...
Unas lágrimas cayeron de mis ojos. Por favor Jimin, te lo ruego... léeme. Dime algo. Tiré mi cabeza sobre el respaldo del auto, ya no tenía esperanzas de nada. Pero algo me hizo ver su chat nuevamente... y noté como todos estos días los mensajes que no le llegaban, de repente hoy si, comenzaban a caerles uno por uno.
Hoy los leyó.
El corazón se me aceleró. Mi amor. Por favor. Dime algo. Por favor. Te lo suplico.
<"Escribiendo...">
Los latidos se desbocaban de mi pecho. Iba a leerlo como tantas veces. Como una película en mi cabeza iban reproduciéndose los recuerdos, y con culpa rememoré aquel primer mensaje, que tan fríamente le contesté con un 'ok', seco y horrible, pero él no manejaba su felicidad, por fin otra vez pero de repente... Dejo de escribir.
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Estaba sentado en el medio del salón, aunque hubiese preferido estar sólo en el fondo, pero al no tener pensado venir, fue el único lugar libre que encontré.
Intentaba concentrarme, pero no había forma de hacerlo. Mi cabeza estaba en otro lugar, con él. No podía sentirme peor, más devastado. Mi celular vibraba y vibraba. Y al revisar la notificacion... era Jungkook. Instintivamente lo abrí, encontrándome con la peor escena de todas, él estaba destrozado, él me estaba esperando, él aún pensaba en mí. Me retorcieron el corazón, él estaba sufriendo por mi culpa. Y quizás parecía egoísta, pero todo lo hacía por cuidarlo a él y nada más que eso. Pero como se lo hacía entender? Si yo no quería tampoco esto? No quería apartarme de él.
Sin ni siquiera pensarlo, comencé a escribir, hasta que me sentí observado nuevamente, como todos los días desde que ocurrió aquel hecho. Era la paranoia que traía desde aquellla vez... y si se enteraban? Y si lo lastimaban por mi culpa?
Comencé a sentirme mal, sentía que iba a desmayarme. Me levanté de mi asiento, le pedí permiso al profesor y fui corriendo al baño. Tenía naúseas, una opresión en el pecho. Solo necesitaba llorar otra vez... para qué? No lo sé. Pero si no lo hacía, me iba a desmayar del ahogo que sentía. Trabé la puerta del baño, y me apoyé sobre la pared mientras mis lágrimas simplemente caían. Y volvió a escribirme...
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