CAPITULO V

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⋆。°✩ Capítulo V ✩°。⋆˚⁺

╰☆☆ The son of the high lord☆☆╮

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✩。:*•.─────  UNA CORTE DE ROSAS Y ESPINAS─────.•*:。✩

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_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_*⁠.⁠✧ Catalina *⁠.⁠✧_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_

Me encontraba en la plaza del pueblo ilyrio donde vivía. Estaba nevando. Me encantaba cuando nevaba. Todo era blanco, hermoso. Las copas de los arboles adornadas con la blanca nieve. Aunque suene infantil, de vez en cuando hago figuritas con la nieve. El domingo pasado utilicé una zanahoria como nariz, quedó bastante bien esa figura. Me gustó , la verdad. Hice una bola grande, y más tarde, otra un poco más pequeña, la cuál, coloque encima de la grande. En la segunda bola le añadí unas piedras chiquitas para hacer los ojos y la boca y finalmente, la zanahoria para la nariz. A esa personita de nieve la llamé Sergio.

Me dirigí hacia el pequeño mercado que había. Compré verduras, calabacín, judías, entre otras cosas. Hoy creo que iba a cocinar un guiso calentito.

- ¡Buenos días, Madame! - saludó un hombre que vendía accesorios. Lo que él tenía en ese puesto me gustaba. Le devolví el saludo con la mano.

Y me acerqué a ver qué vendía. Vendía bufandas, gorras, guantes, algunos abrigos y joyería. Todo lo que había en aquel puesto era precioso. Si tuviera el dinero suficiente compraría todo el puesto. Pero lo que más me gustó, impresionó fue un anillo que tenía puesto uno de los maniquíes de manos.

Era de plata, tenía una gema roja en su centro. Era... Precioso. Lo quería. Busqué a ver dónde ponía el precio de éste. Pero no lo encontraba.

- Perdone, ¿quiere saber el precio de éste anillo, verdad? - preguntó el dueño del puesto. Yo asentí con la cabeza, sonriendo. - Cuesta... - empezó buscando en una libretita. - Un momento que lo busque... cuesta cien monedas de oro.

Por el Caldero. Era carísimo. Sólo me quedan en la cesta unas tres monedas de oro. Negué con la cabeza al señor, le sonreí y me di la vuelta. Todavía era temprano, así que me dirigí hacia el patio de entrenamiento ilyrio. Me gustaba ver cómo entrenaban. Así podía entretenerme al menos. Yo no era la única que iba a ver el entrenamiento de estos. Muchas más personas se colocaban alrededor para ver cómo luchan.

Al llegar, me senté en el suelo pegando la espalda en un árbol. Al sentarme sentí una oleada de frío por todo el cuerpo. Ya estaba muy acostumbrada, así que no me quejé. Me acomodé y saqué mi cuaderno de dibujar y un lápiz de carboncillo. Empecé a dibujar lo que veía: Machos ilyrios partiendo se el culo. El señor que entrenaba a todos los ilyrios, yo le decía el jefe ilyrio, estaba dando órdenes a los machos que estaban más cercanos a mí. Les estaba explicando unos movimientos para mejorar a la hora de luchar contra un oponente. Yo siempre estaba atenta por si algún día necesitara esas explicaciones.

Una Corte De Mente Y Alas || ACOTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora